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Te despiertas en medio de la noche e intentas moverte, pero no puedes. Sientes algo pesado encima tuyo, no tienes control sobre tu cuerpo, te comienzas a aterrorizar. No, no es una pesadilla, estás realmente despierto; pero estás sufriendo un ataque de parálisis del sueño.
Este fenómeno le ocurre a 7.6% de las personas alrededor del mundo, según un ensayo que reúne 35 estudios sobre el tema. Dentro de ellos, son más propensos a padecer parálisis del sueño quienes tienen desórdenes mentales como ansiedad o depresión, pues llegan a ser el 31.9%.
«Cuando estás experimentando parálisis del sueño, tú estás consciente (…) La idea es que tu mente está despierta, pero tu cuerpo no», explica Daniel Denis, un candidato a PhD en neurociencia cognitiva e investigador en el Sleep Paralysis Project.
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Cómo funciona la parálisis del sueño
Sucede en la etapa del sueño conocida como REM, que en español se traduce como sueño de movimientos oculares rápidos. En esta etapa se crean los sueños más vívidos y el cerebro se encuentra activo, casi en la misma potencia que cuando estás despierto. En esta etapa el cuerpo naturalmente se paraliza, probablemente como un mecanismo de defensa para que no recrees tus sueños. Esta paralización se conoce como REM atonia.
Cuando despiertas de un sueño vívido, normalmente puedes moverte con facilidad; sin embargo quienes sufren de parálisis del sueño tienen «una especie de fallo en su reloj molecular», explica Denis. Así, los episodios pueden durar de segundos a minutos y en casos más graves hasta 15 minutos, antes de que la persona recobre control de su cuerpo.
Denis también explica que durante el sueño REM la amígdala cerebral, responsable del miedo -entre otras cosas- se encuentra muy activa. Por ello, un episodio de parálisis del sueño puede sobre activar a la amígdala. Así, existen tres tipos de experiencias o categorías a la hora de un episodio de parálisis del sueño, según un estudio:
Íncubo: Sientes una presión fuerte en el pecho y la sensación de no poder respirar. Sin embargo, esto es solo una percepción, pues el estudio explica que respirar es un reflejo natural y que la asfixia es parte de la sensación de miedo que se experimenta. Esto, ya que en el sueño REM la respiración es superficial y las vías respiratorias se encogen; al estar consciente de eso, el terror aumenta.
El intruso: Se percibe una presencia, miedo y alucinaciones visuales y auditivas. Pasa que tu cerebro crea un visión para resolver la paradoja que ocurre en una parálisis del sueño. El cerebro se encuentra muy sensible a todos los estímulos con prioridad a las señales de amenaza o peligro.
Experiencias corporales inusuales: Es el tipo menos usual. Se experimenta una sensación de estar fuera del cuerpo, como levitar o volar en la habitación. Esto pasa cuando la parte cerebral que coordina nuestros movimientos está activa, pero debido al REM atonia no podemos movernos; así que se crea la ilusión de movimiento.
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¿Se puede evitar la parálisis del sueño?
Esta condición es usualmente hereditaria y está relacionada a otras como hipertensión, convulsiones y narcolepsia. También existen factores externos que podrían causarla, como el estrés, la ansiedad y la depresión.
Además de dormir lo suficiente y reducir los niveles de estrés, ¿qué podría prevenir la parálisis del sueño? Estudios indican que debes evitar dormir en posición supina o sobre tu espalda, pues tres de cada cuatro casos son más probables en esta postura.
¿Qué pasa si despiertas y estás experimentando un episodio? Mantén la calma y centra tu energía en mover un dedo del pie o la mano, «siempre y cuando usted puede mover un músculo, que rompe la parálisis», aconseja Denis.
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¿Cuál fue el peor episodio de parálisis del sueño que experimentaste? Cuéntanos en los comentarios.
FUENTE: BUSINESS INSIDER.