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El domingo 2 de octubre sonaba como una fecha crucial para el presente y futuro de Colombia. El aparente favoritismo del SÍ en el Plebiscito de Paz de dicho país -tras 52 años de conflictos internos- hacía prever que finalmente la paz sería la prioridad. Sin embargo, la pregunta realizada a cerca de 35 millones de colombianos no tenía un trasfondo tan sencillo de responder. Ganó el NO en Colombia.
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Con 49,78% a favor (SÍ) y 50,21% en contra (NO) quedaron muchas preguntas en el aire, que hubieran existido también si ganaba el Sí. Aunque en ese caso, todo parecía dar la ilusión de voltear la página para avanzar. Los colombianos decidieron no voltear esa página. Se habla de una Paz con Justicia y que no se podía permitir la impunidad en los delitos provocados por las FARC. Quienes votaron por el Sí, señalaron que no habría impunidad, pues igual habría juicios.
Otros achacan que el resultado se debió a la apropiación del tema por parte de Juan Manuel Santos. Se cree que el plebiscito fue politizado en demasía y que apoyarlo significaba avalar el liderazgo de Santos. El presidente colombiano no cuenta con gran popularidad.
Pero el tema de la paz en Colombia no tiene dos polos: SÍ o NO, sino varias aristas. Estas son algunas de las razones por las que ganó el NO:
1. Ausentismo del 63%
Fue una jornada marcada por las lluvias, consecuencia del paso del Huracán Matthew, que afectó una vasta zona del norte del país. La media de ausentismo en las elecciones de Colombia siempre ha girado en torno al 50%. Se esperaba que dada la trascendencia que se le había dado al plebiscito, la gente salga de forma masiva a votar. No fue el caso y no se sabe si entre los ausentes estaba la diferencia de 60 mil votantes que le faltó al SÍ.
2. ¿No al acuerdo, pero sí a la Paz?
El presidente Juan Manuel Santos enfocó el plebiscito como que si su apoyo era un voto por la paz, mientras que el NO, un voto por la guerra. Mucha gente se sintió coaccionada, pues con lo que no estaban de acuerdo con la negociación realizada. En definitiva no pareció nunca haber unidad en el tema. Este acuerdo pactado en La Habana constaba de 297 páginas, muchos no alcanzaron a leerlo o comprenderlo, así que se dejaron llevar por lo que mencionaron los líderes de cada postura: un impopular presidente Santos versus un polémico -pero con fuertes bases de electorado- ex presidente Álvaro Uribe, cabecilla del NO.
La paz es ilusionante, los textos de La Habana son decepcionantes.
– Álvaro Uribe.
A esta postura también se sumó otro ex presidente: Andrés Pastrana, quien durante su gobierno (1998-2002) intentó negociar con el entonces líder de las Farc, Manuel Marulanda, Tirofijo. En declaración para CNN, Pastrana comentaba que alguna vez cuando tuvo un diálogo con Tirofijo, este le mencionó que es muy difícil negociar con el Estado colombiano, porque cada representante venía con una postura distinta. Que cuando tengan unidad, habría un acuerdo efectivo sobre el cese al conflicto, le habría dicho el difunto guerrillero. El tiempo parece darle la razón.
3. Las polémicas: 10 curules
Dentro del desacuerdo con el acuerdo de La Habana, una de las estipulaciones más polémicas era aquella que garantizaba que las FARC podrían presentarse como partido a elecciones. Y que en caso de no conseguir los votos suficientes, igual obtendrían 5 escaños en el Senado y 5 en la Cámara de Representantes, de 268 curules para el 2018. Esto no cayó bien en mucha gente y además sirvió para dar pie a que los voceros más radicales del NO acusen de que se está entregando el país a las FARC y la probabilidad de que Timochenko sea presidente era muy posible. Esto asustó a muchos sectores, a quienes se les alimentó la idea de que se vendría un ‘castrochavismo’ para Colombia.
4. Cada quien vivió distinto el conflicto
La zonificación de los votos demuestra que en las zonas rurales y especialmente en las zonas fronterizas de más fuerte injerencia de las FARC, la votación fue SÍ al plebiscito por la paz. Mientras que en provincias como Antioquía el voto por el NO fue abrumador. Luego del resultado abundaron opiniones ciudadanas que acusaban a quienes votaron por el NO, de haber visto el conflicto solo por televisión. Esto quizá no sea del todo ajustado a la realidad (ciudades como Medellín vivieron cruelmente los efectos de la guerra del narcotráfico y también sufrió atentados de la guerrilla), pero sin duda muchos habitantes de ciudades céntricas vieron en el Sí un acercamiento peligroso con las FARC.
5. Renegociar es posible
Convencer a los votantes de que renegociar era posible, fue clave para que muchos finalmente apostaran por el NO. Y aunque cerrar el capítulo de la Guerra que proponía Santos sonaba muy bien, la falta de unidad mencionada antes no era garantía de que este acuerdo no sea transgredido, luego de que el actual Presidente entregue el poder.
En cierto modo las declaraciones posteriores de Timochenko han dado la razón a esto. Aunque se temía beligerancia, el comunicado de las FARC se mantiene en querer la paz.
Con el resultado de hoy, sabemos que nuestro reto como Movimiento Político es todavía más grande y nos requiere más fuertes para construir la paz estable y duradera.
Las FARC-EP mantienen su voluntad de paz y reiteran su disposición de usar solamente la palabra como arma de construcción hacia el futuro. Al pueblo colombiano que sueña con la paz que cuente con nosotros. La paz triunfará.
6. El trato con las víctimas de la guerra
Otro punto del acuerdo que finalmente fue rechazado, señalaba que habría un pago a cada guerrillero desmovilizado de unos dos millones de pesos (685 dólares), más un sueldo mensual durante dos años de otros 620.000 pesos (220 dólares).
Noreisi Velasco, viuda de Jaime Perdomo, soldado abatido en un enfrentamiento con las Farc, señaló a El País:
“En cambio a mí, por la muerte de mi esposo me corresponde una pensión de 600.000 pesos (205 dólares) y eso no alcanza ni para comer con tres hijos pequeños. Mi voto de hoy es NO. A mí no me van a devolver a mi hijo por un acuerdo de paz”.
También hay personas que aún buscan a sus familiares desaparecidos. Algunos colombianos sienten que a ellos se los ha dejado de lado y este acuerdo de la paz les resulta indiferente.
Estas son solo algunas razones por las cuales el NO se habría impuesto. Además siempre queda en la mente aquellas palabras que dicen que la guerra es un negocio muy lucrativo y por tanto muchos de los que obtienen ingresos por ella (venta de armas, estrategias militares, negocios de la guerrilleros o de paramilitares etc.) estarían dispuestos de una u otra forma a mantener su estatus.
Para el cronista colombiano Alberto Salcedo Ramos en una entrevista para el New York Times realizada antes del plebiscito, «la guerra en Colombia no se acaba porque tiene combustible, que es el narcotráfico, y, segundo, porque ha sido negocio para mucha gente».
Por lo pronto Colombia sigue debatiéndose en cuál es el siguiente paso y el jefe de la negociación, Humberto De la Calle, ya presentó su renuncia. El presidente Santos afirma que no se rendirá en lograr la paz. ¿Quién debe liderar las negociaciones en adelante? ¿Finalmente habrá unidad?
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Foto portada: El País