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¡Admítelo! ¿Cuántos de tus propósitos de nuevo año no llegan vivos ni a la segunda semana de enero? Es que las fiestas de fin de año suelen estar llenas de excesos y declaraciones exageradas. Y dentro de estas también están las promesas de cosas por hacer o arreglar en el año que viene, porque quieres creer que hay una nueva oportunidad de arrancar todo desde cero.
Y no estás errado, cada día es lo mejor y único que tienes. Así que si lo tomas como un lienzo en blanco, allí podrás crear tu vida a tu gusto. El problema viene cuando no eres capaz de dejar atrás todos esos años viejos de malos hábitos. Y finalmente aceptas o justificas que así ya eres y vas como puedes por la vida. ¡A veces resulta!
De verdad quiero cumplir mis propósitos de año nuevo
Pero vamos, si esta vez sí quieres cumplir esas promesas, la psicología puede ayudarnos. ¡A por esos tips! ¡Dale, con entusiasmo!
1. Un resbalón no es caída, hay que meterle power
Según un estudio realizado con 5.000 personas que hicieron resoluciones de fin de año, los menos efectivos fueron aquellos con «actitud fatalista» frente a distintos aspectos de la vida. De acuerdo al psicólogo Richard Wiseman, de la Universidad de Hertfordshire de Reino Unido, es muy probable que los viejos hábitos regresen con alguna regularidad, con lo cual es importante ver esos reveses como ocasionales y temporarios y no como una excusa para abandonar el proceso de cambio por completo. Y no se dan cuenta de que efectivamente, tienen desde mañana una nueva oportunidad de comenzar.
«Si después de empezar una dieta tienen un día en que atacan la lata de galletas, muchos tienden a pensar ‘ya está, fracasé’ y se rinden. Pero la clave es combatir ese fatalismo con persistencia».
– Psicólogo Richard Wiseman.
2. Crea redes de ayuda
SI tus propósitos de año nuevo son beneficio común (porque alguien satisfecho siempre genera buen ambiente), es lógico que te ayudes de los demás para conseguir tus metas. Habrá personas dispuestas a ayudarte, familiares, amigos e incluso compañeros de trabajo -con ellos pasas mucho tiempo-.
Si estás tratando de bajar de peso, es probable que haya gente que se alegrará de ser tu policía particular para que evites la tentación.
«Las mujeres suelen ser mejores para ofrecer apoyo moral. Los hombres tienden a tratar de incentivarte a que comas ese postre que estás tratando de evitar».
– Psicólogo Richard Wiseman.
3. Registra tus cambios
Una bitácora, agenda, excell, blog o app que te permita registrar lo que estás haciendo por cambiar puede hacer magia. Esto funciona así. Independientemente de cuándo hayas comenzado a cambiar, cada acción que haces por ello son hechos que lo prueben. Una sola no hará diferencia, pero sí cuando las conviertas en hábito. El registro no engaña.
Te hará ver si has faltado una semana entera al gym (no importa el motivo, sino el resultado) o si has dejado de hacer lo que sea que te comprometiste. Cuando acumules suficientes, vas a ver que tu instinto de competencia no permitirá que eches abajo tan buen trabajo realizado. Y si fallas eventualmente, sabrás que ya pudiste mantenerlo buen tiempo y que puedes volver a hacerlo. Sería bueno que alguien de tu grupo de apoyo tenga acceso a ese registro.
Hay que permitirse pequeñas recompensas a lo largo del proceso para mantener los niveles de motivación.
4. Plantéate objetivos alcanzables
Los psicólogos siempre lo reiteran: las resoluciones tienen que ser alcanzables. Es decir a medida de nuestras posibilidades actuales y que sean medibles y verificables.
Por ejemplo, correr una marathon en un año si nunca lo has hecho puede ser un despropósito. O sino decir: «voy a ponerme en forma». Eso es un error, debes de ser preciso: ¡En forma de qué y en cuánto tiempo! Sabes a lo que me refiero: haz mediciones y afróntalas sin miedo ni angustia.
«Quizá es más efectivo comenzar diciendo ‘voy a ir al gimnasio una vez por semana’ y luego incrementarlo a dos veces». Richard Wiseman.
5. Identifica tus motivadores y tentaciones
Hay disparadores de conducta que tenemos que tener muy claros, pues esos son los que nos llevan a recaer en viejos hábitos o sino a formar nuevos.
Por ejemplo, quieres bajar de peso, pero acostumbras tener golosinas en la despensa para cuando sientes ansiedad o estás triste o etc. Eso es una disparador. Así que elimina las municiones, no tengas galletas o cosas así tan a la mano. Otro caso, quieres dejar de fumar y sabes que cuando tienes un enojo, el cigarrillo que tienes guardado en tu cartera te salva en esos casos. Pues deja de tenerlo o deja de enojarte de esas formas. Analízate, entiende cómo funcionas y por qué.
Otro caso, eres comprador compulsivo… pues empieza a dejar tus tarjetas en casa, a menos que sepas que la vas a usar para algo. O no saques grandes cantidades de dinero del cajero solo por si acaso. Porque es probable que no te dure mucho en el bolsillo.
«Por ejemplo, se puede establecer que cuando empieza el programa de noticias de la tarde en la TV es el momento en que vamos al gimnasio y asociar así ambas cosas para crear nuevos hábitos». – Robert Wiseman.