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Te debe haber pasado que ni bien conoces a una persona sientes la necesidad de preguntarle a qué se dedica. Quizá lo haces para romper el hielo, pero puede resultar ser una de esas preguntas odiosas que promueve juzgar a las personas por su ocupación.
Hay personas como Yasaman Hadjibashi, que prefieren dar respuestas ambiguas, pues aunque para muchos sonaría bastante bien que tiene un MBA de la Escuela de Negocios de Harvard y un buen cargo ejecutivo en Barclays Africa Group. Tal como comentó a la BBC, Yasaman prefiere que las personas la conozca a ella como persona antes que por sus credenciales. Es que es realmente una costumbre tan arraigada, que por ejemplo, es probable que cuando leímos el cargo y nivel de estudio de Yasaman muchos le hayamos dado más crédito a sus opiniones. Al ser un reportaje, tiene sentido mostrar las credenciales profesionales de la fuente, pero… ¿en la vida cotidiana es necesario?
Precisamente por lo anterior mucha gente prefieran mantener ese escudo laboral al momento de conocer personas, pues les permite ser vistos en función a su lado profesional. Y si laboran en algo que les apasiona, mejor aún.
Las preguntas odiosas como «¿A qué te dedicas?», también son vistas como un modo de conseguir contactos y hallar gente que en determinado momento podría convertirse en aliada estratégica. De allí que muchas veces en talleres, al hacer la típica presentación de cada persona, suele mencionarse nombre y ocupación.
Eso parecería funcionar para personas que están orgullosas de su estatus laboral, porque logra situarse naturalmente dentro de un estatus de jerarquía. Pero qué pasa si alguien está aún buscando su ocupación ideal, odia su trabajo o está desempleada. En opinión de Al Gini, profesor de ética empresarial en la Universidad Loyola, en Estados Unidos, esta situación puede afectar negativamente el bienestar de la persona.
«Mientras menos intereses tengamos fuera de nuestra profesión, más dependientes seremos de nuestro empleo. Así que cuando nos quedamos sin trabajo, nos desmoronamos por completo».
– Al Gini.
No obstante, cada vez las compañías exigen una conexión 24/7 con el trabajo, por lo que a muchos profesionales les resulta difícil separar su identidad del cargo que desempeñan. No es rara la escena en la cual vemos chatear a un amigo en una reunión y al llamar su atención, nos dice que está resolviendo algo laboral.
En casos así es difícil que no surjan de nuevo preguntas odiosas, a qué te dedicas, dónde, por qué trabajas a estas horas, quiénes son tus jefes, etc. Si bien en esos casos, la otra persona ha dado pie para tocar el tema.
¿Por qué se hacen preguntas odiosas?
Ho Shee Wai, psicóloga y directora del Counselling Place de Singapur, cree saber por qué la gente insiste en saber a qué te dedicas.
Para la experta, estas personas están intentado armar el rompecabezas de tu estatus social, del mismo modo que en algunas culturas asiáticas se hace énfasis en el linaje o la riqueza de los padres (en vez de la ocupación).
Pero aun si te preguntan por tu cargo o la compañía en la que trabajas, mencionarlos muy pronto puede crear una percepción falsa sobre ti o una asociación muy profunda con un trabajo que incluso quieres dejar.
Y aunque como dijimos, hay personas que se encuentran muy felices con sus empleos, precisamente ellas son las que debieran pasar más tiempo desconectadas del trabajo en su tiempo libre y construir una identidad social y no vivir de la identidad laboral.
Por eso Francoise Daumard, ejecutivo de una empresa de tecnología, sugiere crear una marca única que se centre en tus habilidades, más que en el nombre de la compañía para la cual trabajas.
Daumard trabajó para Microsoft, Apple y ahora se encuentra en una empresa de tecnología menos conocida. Siempre ha preferido mencionar que trabaja en el sector de tecnología, sin mencionar ninguna de las empresas en las que estuvo o su cargos. De ese modo no queda atado al prestigio que pueda tener su empresa y puede dar rienda suelta a otros pasatiempos y verlos también como algo importante y no solo como algo para matar el tiempo.
Tener otras actividades permite sostener una conversación variada y que resalta la forma de ser, en cualquier ambiente social. Quizá las preguntas que debieran hacerse son: ¿Cuál es tu sueño? ¿Qué te apasiona? o ¿Qué te gusta hacer más en la vida? De pronto pueden sonar invasivas, de pronto la gente hablará igual de su trabajo… pero por lo menos estamos dando prioridad a la persona y no al estatus profesional que hay en cada uno de ellos.
«Eso (omitir mi estatus laboral) también me sirve como una prueba, para ver si es una persona respetuosa o no».
-Yasaman Hadjibashi
¿Te sigue gustando la idea de preguntar su ocupación a las personas que recién conoces?
Fuente: BBC