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Colaboración de: Mario Xavier Larrea
Después de un estrepitoso, algo cómico y a su vez histórico error en la 89° Gala de los Premios Óscar, Moonlight se impuso sorpresivamente ante la consentida de la fanaticada juvenil La La Land. En el marco de una feroz lucha entre todos los filmes competidores por la estatuilla dorada, triunfaron nuevamente la inclusión, los conflictos sociales y, para disgusto de muchos, las producciones independientes de bajo costo. No es técnicamente perfecta ni está a la altura de ser en un clásico, pero se convirtió en la película del 2017 sin hacer tanto escándalo.
Moonlight la película del 2017 en una reseña
Les contamos por qué es un drama notable que el público llegará a apreciar:
7. Tres historias, un mismo personaje
Mediante tres segmentos completamente distintos: Little, Chiron y Black, la película aborda la vida de un personaje entre su niñez, adolescencia y adultez. Cada una de las historias se acoge a realidades adversas, sin dejar que el drama social sea el centro del argumento, pero valiéndose de esto para que su protagonista procese las duras situaciones que la vida le obliga a enfrentar. Esto lo convirtierte en un antihéroe que lidera una lucha interior frágil y pasiva ante la crueldad de sus semejantes.
6. Un entorno adverso
Si el público pensó que Moonlight es una historia de superación y un denotativo ‘manifesto’, han escogido la película equivocada. Nos relata la vida de Chiron, un niño de escasos recursos que habita en un barrio de Miami en el que abunda la delincuencia y el tráfico de drogas. En su entorno escolar sufre de acoso y en casa debe lidiar con el desequilibrio emocional de su madre adicta. Poco a poco descubre que siente atracción por los hombres, generándose cierta tensión cuando decide tener su primer contacto sexual con su único amigo del colegio.
5. Un escenario exclusivo de la raza negra
Aunque cueste creerlo Moonlight en ningún momento es una explícita voz de protesta contra la discriminación y el odio racial. La cinta profundiza otros conflictos sociales desde la visión de su protagonista, en un mundo donde los blancos parece que nunca hubiesen existido. No podemos hablar de ‘tokenismo’ (inclusión forzada de minorías en un grupo mayoritario), sino más bien de un sutil homenaje a la raza negra y por supuesto, un desquite contra el actual gobierno de los Estados Unidos. Seguramente no mostrar un elenco secundario blanco, asiático o de otras razas ni siquiera en los segundos planos del filme fue una decisión complicada, pero estratégicamente pensada.
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4. La empatía con los estereotipos
Chiron es uno de esos personajes que vive en un entorno tan malo, por lo que sería imposible pensar en su felicidad. Quiénes lo rodean contribuyen a su desgracia y son en cierta forma estereotipos bien utilizados: el traficante de droga, la madre adicta, los acosadores escolares, el único amigo, la buena mujer en un mundo difícil. Precisamente por la escasa participación de los personajes secundarios, la película en ningún momento estigmatiza ninguno de sus problemas y tampoco nos da tiempo para defender sus méritos; aunque sí pretenda mostrar el lado bueno de la “gente mala” y lo negativo de la “gente buena”, siendo precisamente por aquello que resulta imposible no identificarse con ciertas situaciones, ya que muestra una sensibilidad diferente a lo que hayamos visto previamente sobre autodescubrimiento.
3. El Mejor Guion Adaptado, pero una dirección que no engancha
Barry Jenkins hizo una excelente adaptación de guion, que lo hizo merecedor de otro Óscar, pero su dirección es un trago amargo que no merecía nominación. El título de la película es perfecto; en las escenas nocturnas a la “luz de la luna” (moonlight) el protagonista se muestra natural y autónomo, a diferencia del acomplejado y reprimido Chiron que vemos en la claridad del día. Como buena adaptación teatral es un guion que no deja de ser egoísta al dejar en el vacío a personajes secundarios que tenían que haberse aprovechado más; sin embargo, gusta y bastante.
Por otro lado, pese a que los primeros planos reflejan bien las emociones que nos pretende transmitir Chiron, Jenkins utilizó recursos no favorables como el ‘travelling circular’ que salta bruscamente al plano secuencia, como buscando imitar a Alejandro G. Iñárritu, para culminar en escenas con exasperantes tomas estáticas. Artísticamente es difícil comprender por qué la Academia premió a Moonlight, pues con una escenografía tan buena, podría haber sido visualmente más atractiva.
2. El triunfo del cine independiente
Luego de que los fanáticos de la cinta Boyhood rechazaran el triunfo de Birdman en la categoría de Mejor Película en 2014, al parecer en 2017 ya logró ganar un filme al que podríamos elogiar como el ‘Boyhood afroamericano’. Al igual a que la otra película a la que hacemos mención, es como la vida misma. Si bien todo el drama del protagonista parece exagerado o recargado, estos conflictos manejados de manera elegante han sido lo destacado de los Premios de la Academia, además de ser proyectos que, en comparación a otros con los que competían, a duras penas bordean el millón de dólares en presupuesto. Así Manchester frente al Mar, Lion y Moonlight nuevamente demuestran que no siempre tanta parafernalia es necesaria para llegar a las grandes ligas.
1. Mahershala Ali y Naomi Harris
Ali ganó el Oscar a Mejor Actor Secundario por su papel, pese a una participación que llega a duras penas a los 12 minutos, pero que representa la dualidad de la moral humana. En el filme es Juan, un narcotraficante conmovido por el sufrimiento de Chiron y que se convierte en su mentor, protector y única figura paterna, aunque en secreto sea quien venda drogas a su madre.
Con gran realismo y vigor Naomi Harris es Paula, la conflictiva madre de Chiron. Aunque inicialmente rechazó el papel por ser una “representación estereotipada de la mujer negra”, sin haberlo buscado nos hace olvidar con facilidad que es la misma actriz que interpreta a ‘Eve MoneyPenny’ en las películas de James Bond.
¿Qué opinas de Moonlight, la película favorita de los Óscar después de leer esta reseña?
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