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Las manías son actos que realizamos de manera inconsciente como las rutinas, nos parecen normal y se manifiestan sin que intervenga nuestra absoluta y clara voluntad. Estas manías o tics, surgen con frecuencia al tener conflictos, problemas, pensamientos obsesivos y la ansiedad.
Una persona que tiene alguna manía suele adjudicar poder a: palabras, objetos, comidas o personas.
¿Les ha pasado o las han conocido?
Realizan por ejemplo un rito de repetir una palabra para sentirse mejor, esto es una clara manifestación de manía y además una soberbia forma de relajación. Estos fetiches calman siempre alguna angustia que sentimos, al descubrir en nosotros aspectos frente a los cuales nos sentimos incómodos.
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Se debe estar atento en cuanto los síntomas obsesivos aumenten, de ocurrir se deberá a que nuestro “yo” se asfixia entre los impulsos que sentimos y la censura que nos proponemos imponer para no reconocerlos.
Ahora bien, sabemos que algunas manías pueden ser negativas pero existen otras que simplemente aparecen y desaparecen con aviso previo e incluso podríamos decir que tenemos control de ellas. Como tronarse los dedos o el cuello en una fastidiosa reunión.
A continuación algunas de las manías más comunes, que solemos tener cuando nos sentimos incómodos:
Contar objetos
Al estar nerviosos o caminar junto a alguien que nos incomoda queremos desviar la atención y que todo cese. Por eso es que mucha gente si sube en ascensor cuenta los pisos o sin son las escaleras que no te extrañe que alguien conozca dato como: el edificio tiene 320 escalones.
¡Tomaron tu lugar!
A todos nos incomoda que nos tomen las cosas sin permiso. Pero qué raro cuando lo que es tomado ni siquiera es tuyo; nos referimos a cuando nos incomoda, por ejemplo, no estar sentados en el lugar de siempre. Esto pues es una manía que explota en sudoración continua e incomodidad constante.
¿Ordenar algo en casa desconocida?
Hay gente que se incomoda con el desorden y no puede actuar de otra forma que no sea ordenándolo todo, así esto no se encuentren en nuestra casa ¿Amor te ordeno el baño, el cuarto, la casa? (Todos hemos conocido a una persona así, o hemos tenido una pareja obsesionada por el orden).
Comerse las uñas
Aunque suele ser anti higiénico, esto es algo que siempre hacemos porque no podemos controlar los impulsos junto con otros males sin llegar al síndrome obsesivo compulsivo (consiste en tirar del cabello, pellizcarse la piel o morderse las uñas en exceso).
Esto es común en un 45% de los adolescentes.
En ocasiones morderse las uñas no es un problema importante, sin embargo Freud dice que se debe a una pulsión oral causada por la madre. Además algunos psicólogos dicen que esta manía puede deberse a una especie de hostilidad hacia uno mismo.
Revisar el teléfono
En esta era es común que revisemos nuestro celular, pues nos comunicamos por ese medio, controlamos nuestro correo electrónico, nuestras redes sociales (Facebook, Instagram, Twitter, Snapchat, Vine) y ni hablar del Whatsapp con la creciente tendencia de formar grupos.
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Hoy los expertos aceptan la Nomofobia, que es el miedo a salir de casa sin el móvil como un patología real. Así que no es extraño y es mucho menos preocupante también que cuando nos encontramos en una situación incómoda saquemos el móvil para ver la hora y en realidad no la veamos sino que es una manía para aplacar silencios incómodos.
Repetir lo que ya se ha dicho en una conversación
A cuantos nos pasa que nos presentan a una persona o vemos a algún conocido con quien no hay mucho que conversar, y se nos manifesta la manía de repetir lo que se dijo ejemplo: Que tal el estudio. ¡Ah chévere! ¿Y el estudio que tal?.
No existe nada más incomodo que encontrarte con alguien al que no tienes nada que decir. Seguro repetir y repetir lo que dice el otro será una de las formas que alguna vez has usado para aplacar la tensión.
En cuanto a las ideas obsesivas de “que si no se hace esta cosa o aquella, seguramente va a suceder algo malo”, se denota con bastante claridad el sentimiento de culpa que proviene del interior, es atípico que venga de fuera este sentimiento.
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Todas estas ideas obsesivas, los ritos o los fetiches pueden ser calmados temporalmente, pero si no resuelves la angustia, sentimiento de culpa, o ansiedad de fondo, esta siempre volverá a aparecer.
El problema al que se debe estar atento es que se multipliquen o maximicen estas manías hasta el punto de hacernos dependientes de ellas. En ese momento tendremos que realizarnos algunas preguntas que nos ayuden a salir de esa dependencia que muchas veces nos hace autoflagelarnos.