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El beso de Auguste Rodin debe ser una de las imágenes más conocidas de amor físico en la historia de arte. La monumental escultura de mármol de dos amantes desnudos fusionados en la pasión tiene un nombre muy modesto. Sin embargo, pocos conocen la historia de amor prohibido con la que esta obra de arte se alza como la representación universal, idealizada y atemporal del enamoramiento carnal.
El beso de Auguste Rodin y los amantes condenados
Los amantes de El beso pueden parecer jóvenes optimistas y sin preocupaciones, pero su historia es mucho más compleja. ¿Sabías que ambos arden en el infierno, literalmente? Sí, las figuras cinceladas por Rodin son dos adúlteros que aparecen como condenados en el infierno de La divina comedia de Dante Alighieri. Dante se encuentra con Paolo y Francesca en el segundo círculo del infierno donde arden los lujuriosos. Dicho encuentro se resalta porque Dante habla con ellos y muestra compasión por sus desaventuras. También porque son los únicos con los que habla directamente en el infierno.
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La trágica historia de amor entre estos amantes fue muy popular en el siglo XIX. No por nada forma junto con Romeo y Julieta y Tristán e Isolda parte de la triada de amores con finales fatales de la literatura. Aunque la elección de inmortalizar el amor de Paolo y Francesca por parte de Rodin no tuviese tanto que ver con eso. En 1880 el artista fue comisionado por primera vez por el Estado francés para diseñar un par de puertas monumentales de bronce para un nuevo museo. Decidió que usaría el tema del infierno de Dante. Luego, pensó esculpir una pareja de amantes en relieve, en el centro del panel de la puerta de la izquierda. El proyecto se abandonó y Rodin decidiría convertir a los amantes en una estatua.
¿Una historia real?
Paolo Malatesta y Francesca da Polenta fueron nobles italianos que vivieron en Rímini durante la Edad Media. Francesca se casó con Gianciotto, el hermano de Paolo. Los Malatesta eran los señores de Rímini, por lo que también se los conoce como Paolo y Francesca de Rímini.
Cuando se conocieron, Paolo estaba casado con Orabile Beatrice, pero sus respectivos votos matrimoniales no les impidieron enamorarse. Según cuenta la historia original del siglo XIII, esto ocurrió cuando los dos leían historias de amor cortés. No se tienen más datos de su romance que sería descubierto por Gianciotto. Él no dudó en asesinarlos a puñaladas y darle fin a su historia de amor. Sin sospechar que de esta forma los convertiría en un símbolo universal de adulterio y lujuria.
La popularidad de El beso y múltiples copias
En 1886 Rodin comenzó su gran escultura, pero la tuvo sin terminar durante una década. Finalmente, la exhibió en 1898, durante el Salón anual, junto a su estatua monolítica del escritor Honoré de Balzac. El beso resultó ser un éxito entre el público y fue rápidamente copiado en bronce en varios tamaños. Más de 300 moldes aparecieron hacia 1917.
Hay tres versiones de mármol de tamaño natural sobre de la escultura hechas por Rodin. La primera está en la colección del Museo Rodin de París; la segunda en galería Tate de Gran Bretaña y la tercera en la Ny Carlsberg Glyptotek de Copenhague.
El proceso de realizado de copias empezó en 1900. El anticuario Edward Perry Warren, que vivía en East Sussex, en el sur de Inglaterra, preguntó si consideraría Rodin producir una réplica de tamaño natural de la escultura «en el mejor mármol posible» para su propia colección privada. El artista francés accedió hacerlo por 20.000 francos. La pieza se entregó en el verano de 1904. Poco después otra copia sería pedida por el coleccionista danés Carl Jacobsen.
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