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Desde que nació tu bebé lo alimentaste con leche materna porque eso era lo ideal para él. Ahora que cumplió seis meses tu pediatra te dirá que ha iniciado la ablalactación, lo que quiere decir que ya puede complementar su alimentación con papillas para bebés. Hoy te contaremos cómo ir introduciendo a tu hijo al fascinante mundo de los sabores y las texturas.
Cómo introducir las papillas para bebés
Lo primero que debes hacer antes de darle papillas para bebés a tu hijo es consultar con tu médico para que te confirme que es el momento ideal para empezar a introducirlo al mundo de los alimentos semi-sólidos y sólidos. Los especialistas recomiendan a las mamás que preparen sus propias papillas para bebés en casa, puesto que son más frescas, tienen más variaciones de sabor y de texturas que estimulan a bebé (además de que resultan más económicas).
Cuando las prepares, ten en cuenta que no debes mezclar alimentos, a menos que los haya probado antes por separado. Así previenes intolerancias alimentarias. Recuerda que puedes congelar las papillas -hasta una semana- y dársela a tu bebé después. Aunque esto no debería ser una constante porque es preferible que tu pequeño coma alimentos frescos.
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No descartes las papillas para bebés comerciales de la dieta de tu pequeño, estas son buenas cuando te vas de viaje o no tienes tiempo para preparar una en casa. Son buenas para obtener nuevas ideas de ingeniosas mezclas de alimentos y también son fáciles de conseguir en los supermercados durante una emergencia.
Ten en cuenta que durante su primer mes descubriendo los nuevos sabores, colores y texturas de sus comidas, tu hijo no sabrá la manera correcta de ingerir los nuevos alimentos. ¡Él está acostumbrado a la succión! Por eso, sus primeras papillas deben ser purés con una mayor cantidad de agua, sin grumos o trozos para facilitar que aprenda la técnica adecuada.
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Por otra parte, en este aprendizaje de la técnica para comer encontrarás que fallará en ocasiones, lo que decir que si bota lo que le estás dando puede que solo se deba a un «fallo mecánico» y no a tus habilidades como chef. Dale tiempo, ten paciencia y para que esté más tranquilo y dispuesto a colaborar contigo puedes darle primero su leche y luego su compota.
A partir de los siete meses las papillas podrán ser más espesas, pero siempre completamente molidas. Al mes siguiente podrás incorporarles trocitos finos de alimentos y frutas para que tu nene vaya probándolos, para que a los 10 meses sus papillas tengan pedacitos de fruta u otros alimentos y al año podrá comer bocados pequeños de comida sin moler. ¡Felicidades!
Es importante que, cuando llegue el momento, dejes que tu hijo coma solito, dándole con utensilios apropiados para él.
Cada papilla y compota a su tiempo
Normalmente, las primeras papillas para bebés se hacen de dos grupos alimenticios: verduras o frutas. Muchos padres eligen empezar con las frutas por su textura suave y sabor dulce; pero si quieres, puedes iniciar con las verduras. Paulatinamente, podrás incluir otros alimentos.
A partir del año, el bebé podrá incorporarse paulatinamente a la dieta familiar porque ya podrá probar alimentos más alergénicos como las fresas, los cítricos, el pescado entre otros. Su viaje a través del colorido mundo de las papillas hará que tu pequeño disfrute de una buena relación con su comida y además lo estimulará mucho.
¿Tu pequeño ya está listo para comer papillas para bebés? Cuéntanos en los comentarios.
Fuente: positiva.club