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Unos se quejan de la vida y del sinnúmero de actividades que hay por hacer, otros se llenan de pastillas con la venia de cualquier tonta excusa; pero algunos, en cambio, leemos poesía. En realidad, pensaría yo que cualquier lectura literaria te ayuda a llevar de mejor forma los problemas diarios. En el caso de la poesía, hay sentimientos, sensaciones y otras energías que se transmiten con efectividad dependiendo del poeta y la calidad de su palabra -claro-; también de cuánto te guste.
Es así que, en busca de una nueva receta poética, llegué a una peruana poco nombrada fuera de su país. Lo digo a diferencia de nombres que se repiten constantemente en Latinoamérica como: Pablo Neruda, Gabriela Mistral o Nicanor Parra. Ella es Blanca Varela y es una de las voces poéticas más exquisitas del continente. Puede que su nombre no te suene, pero que eso no te detenga: poesía es poesía.
[easy-tweet tweet=»Ella es Blanca Varela y es una de las voces poéticas más exquisitas del continente.»]
Blanca Varela y sus poemas
Varela nos da ese empujón que necesitamos todos para despertarnos, no solo en las mañanas sino en cualquier momento del día.
Así sea (fragmento)
Respira y canta.
Donde todo se termina abre las alas.
Eres el sol,
el aguijón del alba,
el mar que besa las montañas,
la claridad total,
el sueño.
La escritora María Auxiliadora Balladares me ayudó a entender más la obra poética de la peruana, con su libro: Todos creados en un abrir y cerrar de ojos. El claroscuro en la obra poética de Blanca Varela (2015). Allí ella presenta un sensible abordaje a la obra de esta poeta y nos muestra claramente lo que Varela decía -y pensaba- de su poesía: «Siempre he comparado al poema con un cuadro en el sentido que creo que hay texturas en la palabra». Dichas texturas, se referirán a las paradojas y elementos de su poesía que son inagotables y que cada uno podrá apreciar en la lectura.
Entonces, si buscas dejar volar tu mente con imágenes, este extracto te gustará. Un poco de ingredientes y cuerpo es lo que necesitas para disfrutarlo:
Canto villano (fragmento)
este hambre propio
existe
es la gana del alma
que es el cuerpo
es la rosa de grasa
que envejece
en su cielo de carne
mea culpa ojo turbio
mea culpa negro bocado
mea culpa divina náusea
no hay otro aquí
en este plato vacío
sino yo
devorando mis ojos
y los tuyos
La poeta peruana también puede hablarte de amor, quizás no curarte -nada ni nadie puede hacerlo-, pero sin duda esa es una herida necesaria para poder caminar.
El amor es como la música…
IX
El amor es como la música,
me devuelve con las manos vacías,
con el tiempo que se enciende de golpe
fuera del paraíso.
Conozco una isla,
mis recuerdos,
y una música futura,
la promesa.
Y voy hacia la muerte que no existe,
que se llama horizonte en mi pecho.
Siempre la eternidad a destiempo.
Blanca Varela es la poeta ideal para cuando se trata de traer a la memoria recuerdos lejanos. Ella puede ser esa píldora de dolor que necesitamos para saber que estamos vivos.
[easy-tweet tweet=»Ella puede ser esa píldora de dolor que necesitamos para saber que estamos vivos.»]
En lo más negro del verano (fragmento)
En un rincón del jardín
bajo una piedra canta el verano.
En lo más negro,
en lo más ciego y blanco,
donde todas las rosas caen,
allí flota tu rostro,
fantasma,
terrible a mediodía.
Así que, puedes repetir estos versos cual mantra: he dejado la puerta entreabierta / soy un animal que no se resigna a morir (Escena Final), y medicarte con poesía.
No solo la lectura de poesía es terapéutica, la escritura también: ¿Miedo de escribir poesía? Estos cuentistas se arriesgaron a escribirla.
[easy-tweet tweet=»He dejado la puerta entreabierta / Soy un animal que no se resigna a morir (Escena Final, Blanca Varela)»]