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Nacer, crecer, reproducirse y morir. ¿Fácil, no? Ese es el ciclo vital del ser humano y es lo que nos hicieron aprender en la escuela -con un dibujito y todo; y ya que éramos niños ni nos dimos cuenta de lo asfixiante de la situación-. Pero, claro, nadie se tomó la molestia de explicarnos que la v-i-d-a no era solo eso; que crecemos y surgen un montón de preguntas: ¿Por qué esto es bueno y esto no? ¿Y después de la muerte? ¿Qué sentido tiene que haga todo esto? Pero no se asusten, desde la Antigua Grecia se lo preguntan y nadie ha muerto por no encontrar respuesta, ¿o sí? En todo caso, todas estas preguntas sobre la mente, el alma, el sentido forman parte del campo de estudio de la metafísica. Es decir, que va más allá de lo material.
Lecciones de Chirico
Conocer la pintura metafísica de Giorgio de Chirico te ayudará a entender, un poco, la vida. Aquí te dejamos estas 5 anotaciones a partir de las obras pictóricas del fantástico Chirico:
1. Los recurrentes paisajes desolados y objetos que parecen desvanecerse en el fondo, son características recurrentes en la pintura metafísica de Giorgio. Esto que se encuentra en su obra, invita a la contemplación, a la soledad y al análisis de la realidad y sus elementos que parecen trastocarse. Cuadro representativo: El enigma de la hora (1912).
2. Elementos clásicos, estatuas sacadas de la Grecia Antigua. Las construcciones con arcos vienen del renacimiento que así también miró hacia lo clásico. Y en el fondo un tren que pasa, representando la fugacidad del tiempo para la vida humana. Cuadro representativo: La recompensa del adivino (1913).
3. Chirico dio paso al mundo surrealista; diez años antes de que apareciera este importante movimiento él ya estaba plasmando pinturas que inspirarían a Magritte, Dalí y más. La ubicación de objetos inconexos en un solo espacio hace reflexionar sobre el azar y su relación con la vida y muerte de los seres humanos. Cuadro representativo (portada): La canción de amor (1912).
4. Sí, el tren pasa -representando la fugacidad del tiempo- pero Chirico también entrega una visión estacionaria de la vida. Sabes que estás en un lugar misterioso que parece desvanecerse porque a penas tiene movimiento. Por supuesto, al fondo el tiempo se escapa pero uno se queda parado, estático, viendo la profunda perspectiva -sombra y luz-. Cuadro representativo: La angustia de la partida (1914).
5. De repente, en la obra de Chirico empieza a aparecer el maniquí. Pero este maniquí tiene movimiento y posiciones. Parece tener sentimientos y reflexiona acerca de lo que está en frente. Este personaje nos hace pensar si somos protagonistas o espectadores de la pintura -de la vida-. Cuadro representativo: El vidente (1915).
Estas son algunas de las características de la obra de Giorgio de Chirico que nos hacen reflexionar en las formas de entender la vida. Después de todo, aprenderse de memoria las etapas de un ser humano es bastante fácil y obvio, pero lo que se da en los momentos de quietud y sueño no… Eso es íntimo, inconexo pero apasionante.