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No hay vueltas que darle, vivimos en un mundo hiperconectado y sin embargo no siempre somos conscientes de que al entrar al ciberespacio tenemos otra noción del tiempo y nos comportamos de manera distinta a como hacemos en el mundo real.
Según la ciberpsicóloga forense Mary Aiken al conectarse «todo se amplifica» (lo bueno, como el altruismo, y lo malo, como la delincuencia) y nos volvemos mucho más vulnerables, además que nuestras emociones y percepciones se transforman.
De allí que ha determinado estos 5 principales efectos de lo que ocurre en nuestro cerebro cuando navegamos:
1. Desinhibición online
La gente hace cosas en el mundo cibernético que no haría en el mundo real, no solo eso, se tiende a ser menos amables en internet que en persona y hay una inclinación por ofender. Es decir asoma el troll interior que tenemos domado en nuestras vida social. Todo esto porque nos asumimos como entes anónimos en la web.
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2. Anonimato disociativo
Retomando el factor anonimato, al pensar que la mayoría de las personas en internet no saben quienes somos tendemos a disociar nuestras personalidades y usar una actitud distinta de acuerdo al grupo con quien nos conectemos. Podemos tener una gran confusión respecto a quienes somos realmente. El lado positivo es que esto nos permite sentirnos menos vulnerables a los demás y abrirnos más de lo que haríamos en la vida real, y por ejemplo «si eres una niña de 13 años con un problema alimenticio, ¿cuáles eran las probabilidades de que conocieras a alguien con una condición similar antes de internet? Ahora con dos clics puedes encontrar a personas afines», dice Aiken.
3. El poder de la invisibilidad
Frente a la computadora realmente no tienes que preocuparte sobre cómo te ves ni de cómo suenas cuando tecleas algo. Como aquellos que lanzan una carcajada virtual cuando su expresión es sumamente apática. Y aunque ese ahorrarse de expresiones parece contradictorio, en el mundo interior de las personas sí hay un impacto. Otra vez ocurre un efecto desinhibidor, que sin embargo no siempre es trasladable a la vida real. Por ejemplo, al toparte con alguien con quien chateas de forma desinhinbida, no necesariamente te conviertes en esa persona social que eres virtualmente, sino que podrías entrar en un conflicto respecto a cómo actuar, pues acá tienen que hacer contacto visual.
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¿Qué ocurre en nuestro cerebro cuando nos conectamos como anónimos? Pues la invisibilidad potencia la «cibersocialización», que es la forma acelerada de socialización en redes sociales, que es simplemente una vía paralela pero distinta a la conversar de forma directa con alguien. Otro efecto que trae la invisibilidad es que se tiende a minimizar el sentido de autoridad.
4. Distorsión del tiempo
«Haz esto la próxima vez que te conectes a internet: desconecta el reloj de tu pantalla y, de vez en cuando, ponte a prueba para ver si eres capaz de calcular con acierto el paso del tiempo», sugiere Aiken. Como ya dijimos antes, esta vía paralela de vida modifica nuestro proceso de atención,pues aunque a veces parece que todo es en tiempo real, la interacción en internet no ocurre así necesariamente, se pueden aplazar las reacciones a una comunicación.
5. Imaginación disociativa
«Es un mundo soñado, fuera de las responsabilidades del mundo real […]. Separamos o disociamos la ficción online de los hechos offline, explica Aiken sobre el hecho de que muchas personas toman sus declaraciones y acciones virtuales como un juego. El debate es si una persona debería sentirse responsable de lo que gesta en ese mundo que considera una ficción. O será que llega un punto en el cual ya no es posible desconectarse ni desligarse de lo actuado o dicho en redes sociales. Muchos lo toman a conveniencia.
¿Qué efectos que ocurren en nuestro cerebro cuando nos conectamos has sentido más?
Fuente: BBC
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