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En la vida sea que hagas una cosa o la otra, serás juzgado. Siempre habrá alguien con una opinión que tú no has pedido y no siempre son las más alagadoras.
La tendencia a aferrarnos a las críticas negativas son a veces más poderosas que recibir de buena manera un comentario positiva. Sin embargo, el emprendedor y bloguero de The Daily Positive, Dale Partrige, nos trae unos cuantas formas para lidiar con los prejuicios de la manera más efectiva.
Regla 1: Ser juzgado nunca tiene que ver contigo.
Imagina las prendas más locas del mundo siendo usadas por alguien. Puede parecer totalmente inaceptable, pero para esa persona es lo más ‘cool‘. Sin embargo ese pensamiento negativo lo tuvo quien juzgó negativamente la vestimenta, mas no quien las vio correctas.
Cuando caes en las garras de los prejuicios, estás diciendo que la opinión de otros tiene más valor que la que tuya sobre ti mismo. Esto no es un mensaje sano para tu subconsciente y autoestima.
Regla 2: ¿Quién eres?
En momentos en que los prejuicios de otros están tratando de inmiscuirse en tu vida, recuerda quien tú eres. La gente débil quiere cambiar a otros para sentirse cómoda. No dejes que eso pase. Necesitamos diversidad, atrévete a ser quien tú eres. Lidiar con los prejuicios tiene que ver mucho con mantenerte firme en tu personalidad y amarte tal como eres.
Regla 3: Perdona
Cuando alguien nos juzga en base a prejuicios, puede causarnos dolor, molestia e incluso ira. Sin embargo estos sentimientos no son buenos para nuestro bienestar. Recuerda la regla 1 y escoge perdonar, aún si no te han pedido perdón. Quien te apuntó con el dedo no tiene por qué sentir culpabilidad o pedir perdón para que tú dejes ir el dolor, las molestias o la ira.
Regla 4: No juzgues
Ahora viremos la moneda hacia las personas que tienden a formar prejuicios de otras. Si tus críticas ‘constructivas’ son muchas y ayudan muy poco, lo más probable es que estés juzgando en base de prejuicios. En estos momentos debes preguntarte «¿De qué manera doy mi opinión constructiva?», pero antes debes hacerte esta: «¿Cuándo es apropiado dar mi opinión?».
Y es que tal vez si nos encontramos con prejuicios cerca, probablemente alguien responderá con la simple pregunta de «¿Acaso he pedido tu opinión?».
Lidiar con los prejuicios requiere de valor, pero sobre todo de paciencia. No tomarlo personal es la clave y recordar siempre el respeto ante todo.