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El Papa Francisco I lanzó su encíclica ecológica «Laudato Si (Alabado Seas) sobre el cuidado de la casa común”, basada en el poema de San Francisco de Asís. En ella pide hacer una revolución cultural, y no solo a los católicos, a quienes pide una conversión ecológica para que no lo tomen como algo secundario.
Una encíclica es una carta oficial a la comunidad católica. Esta encíclica ecológica tiene 191 páginas y sus puntos clave son: la contaminación, la protección de especies y cómo frenar el calentamiento global; derecho de agua potable segura para todos, porque muchas veces es un negocio de multinacionales; además de combatir la cultura del descarte y consumismo. También propone sustituir combustibles fósiles por energías renovables pronto.
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Dejar de mirar hacia otro lado
Para Francisco no se trata de un problema ecológico sino de un problema ético, donde muchos mueren por la falta de interés de las personas. Hay negación del problema, indiferencia, resignación cómoda o confianza ciega en las soluciones técnicas que no siempre lo son, en definitiva, poco compromiso y un esperar que lo hagan otros.
«Lo que está ocurriendo nos pone ante la urgencia de avanzar en una valiente revolución cultural. La ciencia y la tecnología no son neutrales. (…) Nadie pretende volver a la época de las cavernas, pero sí es indispensable aminorar la marcha para mirar la realidad de otra manera, recoger los avances positivos y sostenibles, y a la vez recuperar los valores y los grandes fines arrasados por un desenfreno megalómano».
Poco a poco algunos países pueden mostrar avances importantes, el desarrollo de controles más eficientes y una lucha más sincera contra la corrupción. Hay más sensibilidad ecológica en las poblaciones, dice Francisco, pero considera que no alcanza para modificar los hábitos dañinos de consumo, que no parecen ceder sino que se amplían y desarrollan.
Da como ejemplo el creciente aumento del uso y de la intensidad de los acondicionadores de aire. Donde los mercados, procurando un beneficio inmediato, estimulan todavía más la demanda.
Si alguien observara desde afuera la sociedad planetaria, se asombraría ante semejante comportamiento que a veces parece suicida. Papa Francisco
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¿Y los poderosos qué?
Francisco menciona como hay empresas que hacen en otros países, especialmente pobres, lo que no pueden hacer en sus propios países.
«Muchos de aquellos que tienen más recursos y poder económico o político parecen concentrarse sobre todo en enmascarar los problemas o en ocultar los síntomas, tratando solo de reducir algunos impactos negativos del cambio climático. Pero muchos síntomas indican que esos efectos podrán ser cada vez peores si continuamos con los actuales modelos de producción y de consumo. Por eso se ha vuelto urgente e imperioso el desarrollo de políticas para que en los próximos años la emisión de anhídrido carbónico y de otros gases altamente contaminantes sea reducida drásticamente, por ejemplo, reemplazando la utilización de combustibles fósiles y desarrollando fuentes de energía renovable«.
¿Cuál es la contaminación a frenar?
En la encíclica ecológica, Francisco hace un resumen de las formas de contaminación, allí menciona que la exposición a los contaminantes atmosféricos produce un amplio espectro de efectos sobre la salud, especialmente de los más pobres, provocando millones de muertes prematuras.
Y menciona cómo «la tecnología que, ligada a las finanzas, pretende ser la única solución de los problemas, de hecho suele ser incapaz de ver el misterio de las múltiples relaciones que existen entre las cosas, y por eso a veces resuelve un problema creando otros».
Hizo hincapié en los millones de residuos que está produciendo no solo la industria, sino también dentro de los hogares y otras actividades humanas.
La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería.
Si deseas ver la encíclica completa del Papa, haz clic aquí.
Foto: L’Osservatore Romano