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El último día de la guerra. Esa sola frase causa alivio sin importar donde se aplique; pues en cualquier circunstancia, el final de un conflicto -más aun si fue largo y dejó incontables heridas- es el mejor amanecer que pueda haber. Parecería que con el proceso de paz en Colombia por fin llegó aquel nuevo día a brindar luz a millones de colombianos hacia un país mejor. No todos estarán de acuerdo, algunos pensarán que no puede haber perdón ni olvido por la muerte de más de 200 mil personas; otros dirán que se ha truncado una válida búsqueda de justicia social. Es imposible contentar a todos, pero de eso se trata un proceso de paz, de reconciliarse y reconocerse como parte de la solución venidera.
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En ese sentido es necesario identificar lo que se dejó, lo que se vive y lo que vendrá dentro de este proceso de paz:
¿Por qué inicia el conflicto?
El conflicto tiene más de 50 años, si nos ceñimos a la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, designada para explicar las razones del conflicto, encontraremos un informe de 809 páginas, con doce versiones, tanto de académicos nombrados por las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), como del gobierno colombiano. Muchas coinciden en que el génesis sobrevino en el periodo denominado como La Violencia, fechado entre 1948 a 1958 (a veces varía el año en que se considera terminado dicho periodo), donde las tensiones entre conservadores y liberales desencadenaron enfrentamientos armados, vandalismo y más (se calcula que cerca de 200 mil personas fueron asesinadas en ese periodo). Se menciona al asesinato del candidato liberal Jorge Gaitán como el hecho que exacerbó a la sociedad y desencadenaría el Bogotazo (día de revueltas en Bogotá) y en la práctica una guerra civil partidista no declarada.
Además hubo un periodo de dictadura militar, luego una coalición entre ambos bandos -liberales y conservadores- llamada Frente Nacional que nunca terminó de conformar a la gente. Por esos tiempos nacen las Autodefensas Campesinas, tendientes al comunismo, que se negaron a entregar las armas y luego del asesinato de uno de sus líderes, creció su desconfianza ante el gobierno que querían disolverlas. Se abroquelaron en las montañas y las selvas. Así, las guerrillas más organizadas se crean durante la década de los 60’s y 70’s, aunque sin mayor presupuesto para conseguir armas. Eso cambia una vez que hallan en la extorsión una fuente de dinero, producto de rescates; o sino se alían al narcotráfico, lo cual cambia todo el panorama, pues el lucrativo negocio del narcotráfico invade todas las entidades, desde la guerrilla, ejércitos paramilitares, gobiernos corruptos y más niveles de la sociedad colombiana -y mundial-. Miembros de las FARC por su parte aseguran que sus propósitos siempre fueron políticos y cualquier actividad armada fue una respuesta a lo que llaman «terrorismo de estado» e injerencia «imperialista» sistemática (proveniente de Estados Unidos) que aseguran es una de las mayores fuentes de desigualdades sociales.
Los 80’s y 90’s fueron épocas en que Colombia estuvo extremadamente convulsionada. Así, es un conflicto con orígenes muy complejos y posturas arraigadas, de allí la dificultad de consensos para determinar la ruta a seguir en el proceso de paz.
¿Qué deja el conflicto?
Las cifras hablan por sí solas: se habla de 220.000 personas muertas, 25.000 desaparecidos, 27.000 secuestrados, 6.9 millones de desplazados internos en cerca de 50 años. Todo esto producto de enfrentamientos armados, explosión de bombas, colocación de minas antipersonales, guerra de guerrillas, enfrentamientos por narcotráfico, ejecuciones extrajudiciales, etc.
Todo esto dejó trunco 11 procesos de paz en Colombia, hasta ahora. Parece que por fin se llegará a un cese real al fuego, pues además cuenta con gran respaldo internacional, tanto de la ONU y de distintos países como Estados Unidos, la Unión Europea y Latinoamérica.
¿Qué implica el proceso de paz en Colombia?
Las FARC se habían visto reducidas en gran número, especialmente en los periodos presidenciales de Álvaro Uribe (2002-2010). Se calculaba que eran alrededor de 20 mil, quedando ahora más de 7 mil elementos. A partir del 2012 se reforzaron los diálogos en los gobiernos de José Manuel Santos, hasta llegar al acuerdo en La Habana, que básicamente consta de los siguientes puntos:
- Cese el fuego y de las hostilidades bilateral y definitivo.
- Abandono de las armas por parte de las FARC.
- Garantías de seguridad y lucha contra las organizaciones criminales responsables de homicidios y masacres o que atentan contra defensores de derechos humanos, movimientos sociales o movimientos políticos; punto en el cual tuvieron gran participación representantes de las víctimas.
- Persecución de las conductas criminales que amenacen la implementación de los acuerdos y la construcción de la paz.
¿Qué falta ahora?
Hay puntos por definir, entre ellos: la implementación del proceso, verificación y refrendación de lo pactado.
De esto el punto donde aún hay que seguir conversando es sobre la refrendación, pues mientras el gobierno desea someterlo a un plebiscito, las FARC desean que sea mediante una convención constituyente. La idea del plebiscito gana espacio y el gobierno ya ha consultado a la Corte Constitucional su vialidad. En todo caso, los líderes de las FARC han señalado que aun si ganase el NO en un plebiscito, no volverán a la confrontación armada.