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La famosa novela Los miserables de Victor Hugo se convirtió en una de las más representativas del siglo XIX por su retrato crudo y estremecedor de la sociedad de su tiempo. En ella conocemos a Jean Valjean, quien es condenado por robar pan para alimentar a su familia y a Javert, el inspector que le persigue durante años.Si bien el autor confesó que al escribir a sus personajes tomó como referente a Eugène-François Vidocq, un investigador policial con un pasado delictivo, también fue testigo de un crimen que puso en moción todo su aparato creativo.
La creación de Los miserables de Victor Hugo
David Bellos, profesor de Princeton y autor de The Novel of the Century: The Extraordinary Adventure of Les Misérables, donde cuenta la fascinante historia detrás de la obra maestra de Victor Hugo publicada en 1862. En su libro relata que un frío día de febrero de 1846, el escritor francés se hallaba camino al trabajo cuando vio algo que lo afectó profundamente:
Un joven delgado con una barra de pan bajo el brazo estaba siendo detenido por la policía. Otras personas, espectadoras del suceso, comentaban que estaba siendo arrestado por robar el pan que llevaba. Las robas del joven salpicadas de barro, con los pies descalzos metidos en zuecos, los tobillos envueltos en trapos ensangrentados en lugar de medias.
«Me hizo pensar. (…) El hombre ya no era un hombre a mis ojos sino el espectro de la misère, de la pobreza», escribió Hugo.
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La escena que tanto le había afectado, llegó a ser plasmada en su novela Les Misérables en la que ya llevaba trabajando varios meses. Hasta entonces, había centrado la trama alrededor de Fantine, una mujer pobre obligada ejercer la prostitución para ganar una corteza de pan.
Así habría nacido la historia de Jean Valjean, el campesino sin trabajo que roba una hogaza de pan para alimentar a su hermana viuda y a los siete hijos de ella. Victor Hugo les dedica pocas, pero duras líneas cuando describe la situación de la familia de Valjean.
«Llegó un invierno muy crudo; Jean no tuvo trabajo. La familia careció de pan. ¡Ni un bocado de pan y siete niños!», escribe Hugo.
Valjean roba una única pieza de pan de una panadería y en la huida hasta lo pierde. Su acto desesperado no es comprendido por el panadero o la policía. Se le sentencia a pasar cinco años de prisión y trabajos forzados por su crimen (su estadía se alarga a 19 años por sus intentos de huida). El autor de la novela resalta la injusticia y lo desmedio de la pena que se le impone. En el relato se regresará a este momento varias veces por ser el punto donde cambió del destino del desdichado personaje.
El pan como indicador de las clases sociales
El pan tenía un simbolismo radical en una novela ambientada a la sombra de la Revolución Francesa. No importa realmente, que María Antonieta de Austria no dijese la conocida frase -«si no tienen pan, que coman pastel», que le fue achacada. Los disturbios por el pan fueron los que condujeron a la toma de la Bastilla en 1789 y fueron encendidos por una gran crisis mucho antes de que los rumores sobre la frase de la monarca llegara al pueblo francés.
En esa época, una serie de fracasadas cosechas había causado una aguda escasez de pan y los crecientes precios llevaron a las personas a las calles. Las panaderías de París fueron saqueadas aunque la mayoría de locales, como el que asalta Jean Valjean, tenían una rejilla de hierro para protegerlas de la furia de la multitud.
Bellos señala en su libro que el pan que se lleva Jean Valjean, en el invierno de 1796, «no es el pan que ahora consideramos ‘pan francés'».
«La baguette de harina blanca no fue inventada hasta 1838, y siguió siendo una especialidad de alto precio durante décadas después de eso. La hogaza estándar de los pobres en la Francia del siglo XIX fue un pan ovalado de peso de cuatro libras y media, con una corteza negra y dentro gruesa comida gris, no es el tipo de cosas que querrías comer hoy en día».
En la Francia del siglo XIX el pan que se comía era el indicador más claro de la situación económica de una persona. Los ricos podían permitirse comprar pan blanco y blando (larton savonné) y la gente pobre se alimentaba con un grueso pan negro (larton brutal) hecho de centeno, al que los panaderos ponían otros aditivos como aserrín o corteza de árbol.
Los miserables de Victor Hugo, más que un bestseller
Les Misérables fue un bestseller instantáneo al momento de su publicación tanto en Europa como en Estados Unidos. Pronto, se convirtió en el material de lectura favorito de las tropas la Unión y de la Confederación durante la guerra civil estadounidense. Probablemente, aquellos soldados podían identificarse con Fantine, Eponine y Valjean porque también comían pan duro.
La campaña de Hugo contra la pobreza no se limitó a su escritura, terreno donde su novela continua dando abrigo a los oprimidos. Bellos resalta el papel del escritor francés como gestor de un programa de almuerzo escolar gratuito. Durante su exilio político en la isla de Guernesey, Hugo se encontraba a la espera de la llegada de un lote de pruebas de Les Misérables, cuando espontáneamente invitó a 10 niños pobres a su casa para una comida.
«El primer diner des pauvres, o ‘cena pobre’, fue un gran éxito», dice Bellos. «Hugo decidió repetirlo todos los martes».
A medida que se difundían las noticias de las comidas, la idea se reprodujo en las parroquias pobres de Londres y otras ciudades. «En última instancia, llevó a la introducción de cantinas en las escuelas financiadas con fondos públicos», escribe Bellos. «Los almuerzos escolares gratuitos, que se convirtieron en un derecho universal en Gran Bretaña y Francia solamente hace dos generaciones, se rastrear directamente a la iniciativa tomada por Hugo».
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Foto principal: Pinterest
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