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Puede que sean las cinco de la mañana, pero a Michu no le importa. Tiene hambre y comenzará a maullar o pondrá su pata sobre tu párpado. «Humano es hora de despertar», parece querer decirte. No, a tu gato no le importa lo cansado que estés porque quiere comer. Lo que te lleva a preguntarte si los gatos son egoístas.
Los gatos son egoístas… ¿o no?
Hay una percepción generalizada de que todo lo que hacen los gatos es solo con el propósito de complacerse a sí mismos, que van y vienen sin importarles nada más en la vida. En otras palabras, que son egoístas.
En su libro El origen del hombre, de 1871, Charles Darwin argumentó que la mente de los animales es similar a la nuestra en muchos aspectos. «La diferencia entre la mente del hombre y los animales superiores… es sin duda una de grado y no de clase», escribió.
Si eso es cierto, entonces seguramente un gato -o cualquier otro animal- podría cumplir con la definición de egoísta del Diccionario de Oxford: «interesados principalmente con el propio beneficio o placer».
Muchos parecen pensar que los gatos solo se interesan en sí mismos. El gato de Gina Darlin tiene extrañas ideas de dónde es un buen lugar para dormir. «Si el sol está brillando a través de la ventana y se refleja en de mi cama por la mañana y la tarde, mi hija (la gata) exige un acceso total a la misma», dijo a la cadena británica BBC en Facebook cuando preguntaron sobre el tema.
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Mientras que el gato de Annette Jeneane Behnke-Park siempre está buscando llamar la atención. «Ella trata de llevarnos a jugar, quiere mi comida, quiere mi lugar en la silla, ama a ponerse sobre mí durante la noche», dice.
Algunas personas también informaron que sus gatos parecían ser egoístas con otros gatos. «Héctor robaría las golosinas de Harvey si tuviera la oportunidad», dice Marlee Lütz. El gato de Vijaya Shadrak comenzó a orinarse en los lugares de la casa donde a sus otros dos gatos gustaba descansar. «Ahora les asusta», cuenta.
Sin embargo, la mayoría de las personas que respondieron dicen que el egoísmo no es un rasgo que reconocen en sus gatos. En lugar de ello, una gran cantidad de amantes de los gatos describía lo que parecen ser actos altruistas por parte de sus mascotas, entendiendo el altruismo como una «preocupación desinteresada por el bienestar de los demás».
¿Cómo sino hemos de interpretar el hábito del gato doméstico de entregar regalos? Así es como Chris R. Ainsworth ve la tendencia de su gato de dejarle un «ratón/conejo/ave/ardilla decapitad@» en la puerta de su casa.
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La generosidad gatuna no siempre involucra animales muertos. Los gatos de Sarah Pratt le buscan animales vivos, así como cubos de hielo y cintas para el pelo. «Son agradables de esa manera», dice ella. Del mismo modo, los gatos de María Jozwiak le dejan sus juguetes fuera del dormitorio.
Jacqueline Tong cuenta cómo su gato le hizo compañía a lo largo de 19 largas horas de trabajo de parto «lamiendo mi cara entre cada contracción».
David Penn una vez conoció a un gatito que lo consoló durante una infección dental. El minino se le acurrucaba en la mejilla y ronroneó hasta que él se durmió. Por su parte, Gina, la gata de Jessica Natasha A. siempre está allí para consolar a quienes están tristes.
Historias como éstas sugieren que los gatos no son fríos y calculadores como comúnmente se les suele retratar. Para dar sentido a la compleja serie de comportamientos mostrados por los gatos domésticos, tenemos que pensar en sus orígenes, dice Eva Leighton:
«Los gatos domésticos todavía tienen fuertes instintos básicos y uno de ellos es la cautela y el instinto de conservación».
Sabemos que los gatos son descendientes del gato salvaje (Felis silvestris). Los gatos monteses son criaturas solitarias, así que tiene sentido que los felinos domésticos también sean felices de esa forma. Podríamos esperar que el proceso de domesticación desarraigaría su espíritu de independencia, pero los mininos no fueron domesticados de la misma manera que otros animales donde los humanos elegían cuidadosamente unos para reproducirse y buscar animar a que ciertos rasgos prevalecieran sobre otros.
«Es mejor pensar en gatos de la misma manera en que pensamos en los ratones, ratas, gorriones y palomas», dice Carlos Driscoll, un genetista del Instituto Nacional sobre el Abuso de Alcohol y Alcoholismo en Rockville, Maryland, EE.UU.
Un análisis genético de 2007 hecho por Driscoll y sus colegas revela que todos los gatos domésticos son descendientes de los gatos monteses que vivían en y alrededor de la Media Luna Fértil, precisamente el lugar donde los seres humanos comenzaron a instalarse hace más de 10.000 años.
«Estos asentamientos eran completamente nuevos entornos ecológicos y los animales que fueron lo suficientemente valientes para investigar… lo hicieron muy bien», dice Driscoll. Los gatos salvajes fueron probablemente una de estas especies, llevados a un nicho urbano por una abundancia de presas fáciles y la ausencia de grandes depredadores.
«Todo lo que estos animales tenían que hacer era adaptar su comportamiento para vivir con la gente,» dice Driscoll. Pero lo más importante, «no hubo selección en contra de que ellos cazaran o contra de que ellos buscaran sus propios compañeros, o contra de que ellos construyeran sus propios nidos entre un montón de basura».
Esto puede dar cuenta de la amplia gama de comportamientos que se muestran por los gatos. «Algunos serán más como sus antepasados salvajes y mostrarán existencia mucho más solitaria, independiente,» dice Driscoll. «Otros, serán más cariñosos con sus compañeros humanos».
Teniendo en cuenta toda esta variación, lo que realmente es difícil dar una respuesta clara a la pregunta de si los gatos son egoístas. Por ello vamos aconcluir con las sabias palabras de Gata Bela: «¡Los gatos son simplemente adorables!».
Fuente: BBC