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Cuando navegas por internet puedes ver muchas cosas y entre esas tantas siempre puedes ver gatos. ¡Los amamos en nuestras pantallas! Tienen fama de ser hermosos, independientes e indiferentes. No muchos pensarían en ellos como un sinónimo animal de la comprensión o la empatía, por lo que se cree que no conocen cómo leer lo que sientes. ¿Los gatos saben cuando estás triste? Una nueva investigación indica que sí.
Los gatos saben cuando estás triste, feliz y demás
Los felinos nos prestan más atención de la que se les adjudica y son muy sensibles a nuestros cambios de rutina. El estudio publicado en Animal Cognition encontró la primera evidencia sólida de que los gatos son sensibles a los gestos emocionales humanos. Es decir que parecen saber cuando estamos felices o tristes.
Moria Galván y Jennifer Vonk de la Universidad de Oakland en Rochester, Michigan (Estados Unidos) estudiaron a 12 gatos y sus dueños. Encontraron que los mininos se comportaron de manera diferente cuando sus dueños sonreían que cuando fruncían el ceño.
Cuando se enfrentaban a su dueño sonriente, los gatos estaban más propensos a realizar comportamientos «positivos» como ronronear, frotarse contra ellos o sentarse en su regazo. Los felinos parecían querer pasar más tiempo cerca de su propietario cuando ellos estaban sonriendo, que cuando tenían el ceño fruncido.
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El patrón de conducta fue completamente diferente cuando los 12 gatos tuvieron que interactuar con extraños. En esta situación los gatos mostraron la misma cantidad de comportamiento positivo, independientemente de si la persona estaba sonriendo o frunciendo el ceño.
Los resultados sugieren dos cosas: los gatos pueden leer las expresiones faciales humanas, y aprenden esta habilidad con el tiempo. Desde hace tiempo se conoce que los perros son buenos reconociendo de las expresiones faciales humanas. Esta sería la primera evidencia convincente de que los gatos tienen la misma capacidad.
Antes de esta investigación, solamente existía otro estudio sobre la capacidad de los gatos de percibir las expresiones emocionales humanos. Fue publicado en enero del 2015, aquí los resultados fueron ambiguos.
El hallazgo de Galván y Vonk sugiere que los gatos están más en sintonía con las emociones humanas de lo que pensábamos. Esto no quiere decir que sientan empatía. Es más probable que los gatos hayan aprendido a asociar las sonrisas de sus propietarios con las recompensas: es más probable que la gente mime a su gato cuando están contentas o tienen buen ánimo.
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Sin embargo, incluso si los gatos no entienden verdaderamente nuestro estado de ánimo, el estudio sugiere sí pueden detectar cambios sorprendentemente sutiles en los gestos humanos. También sugiere algo más básico: ellos están interesados en nosotros.
«La gente le preocupa si los gatos realmente entienden y prestan atención a sus propietarios. Nuestro trabajo demuestra que no pueden ser tan indiferentes como se los acusa de ser», dice Vonk.
¿Por qué hemos tardado tanto en descubrir la inteligencia emocional de los gatos? Porque sus respuestas son bastante sutiles. Además de acciones positivas como el ronroneo o el roce, Galván y Vonk notaron que los gatos también adoptan determinadas posiciones del cuerpo, movimientos de oreja y rabo, que están asociados la satisfacción.
Por el contrario, los científicos han sabido desde hace varios años que los perros responden de manera diferente a las personas con rostros felices o enojados. Esto se debe, en parte, a que sus respuestas son más evidentes. Un estudio de 2011 mostró que los perros evitarán activamente alguien que parezca enojado, en lugar de simplemente cambiar su lenguaje corporal.
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Las diferencias entre las reacciones más o menos evidentes entre los perros y gatos a las emociones humanas podría tener sus raíces en la prehistoria. Más específicamente en el proceso de domesticación de estos animales.
Los perros fueron domesticados antes que los gatos y han sido animales de compañía por mucho más tiempo. Un estudio genético de 2015 sugirió que este proceso se inició hace más de 30.000 años con los canes. Por su parte, los gatos domésticos aparecieron por primera vez hace tan solo unos 10.000 años, probablemente en el Oriente Medio.
Los perros podrían tener respuestas más notorias a nuestros gestos emocionales simplemente porque han tenido más tiempo para adaptarse a la vida con los seres humanos. Aunque por ahora es demasiado pronto para sacar conclusiones. Si bien hay un montón de investigaciones sobre las mentes caninas, existen muy pocos estudios sobre cómo los gatos responden a los gestos humanos.
Puede que los gatos sean nuestras mascotas más populares -sino pregúntale a internet-, pero todavía tenemos mucho que aprender acerca de ellos: que ni siquiera sabemos por qué ronronean. Sin embargo, este estudio podría -de alguna manera- ayudar a reparar la reputación de los gatos. Puede que sean incomprendidos porque no muestran su afecto de forma tan evidente como los perros.