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Instagram tiene ciertas políticas de uso que puede molestar a distintas personas, por considerarla una forma de censura moderna. Una de las que se sintió ofendida fue la fotógrafa y artista sueca Arvida Byström quien junto a la artista digital puertorriqueña Molly Soda, recopilaron imágenes que no superaron esa prohibición en dicha red social. Abrieron su propia plataforma para publicarlas y pidieron a «instagramers» que enviaran sus «imágenes censuradas».
Es que cuando te sumas a Instagram aceptas la siguiente cláusula:
«No puedes publicar fotos u otro tipo de contenido que muestre imágenes violentas, de desnudos íntegros o parciales, discriminatorias, ilegales, transgresoras, de mal gusto, pornográficas o con contenido sexual a través del servicio… Si ves algo que consideras que infringe nuestras normas, comunícanoslo usando nuestra opción de denuncia. Tenemos un equipo internacional que revisa esas denuncias y trabaja con la mayor celeridad para retirar el contenido que incumpla nuestras normas».
Por eso ellas publicaron el libro, Pics or it didn’t happen: images banned from Instagram («Fotos o nunca ocurrió: imágenes censuradas en Instagram») con el material que encontraron. La mayoría de participantes son mujeres. Los temas que han tenido censura son variados: imagen corporal, relaciones sexuales, menstruación, selfies desnudos y más.
Antes Scout Willis, hija de Bruce Willis y Demi Moore, había reclamado por la remoción de una foto de una camiseta que ella diseñó, y que mostraba a dos mujeres en topless. Luego salió con el torso desnudo por las calles de New York a modo de protesta por la censura de Instagram.
En esa ocasión Instagram señaló a BBC Mundo que «tratan de encontrar un buen equilibrio entre permitirle a la gente expresarse creativamente y mantener Instagram como un lugar divertido y seguro».
Respecto al libro de fotos que no superaron la censura de Instagram, Molly Soda, señaló que fue muy interesante recopilar las imágenes prohibidas y que realmente no fue sorpresa para ella que la mayoría fuese sobre mujeres, pues sus cuerpos son «inmediatamente más sexualizados y más susceptibles de ser censurados». Además resalta que el libro hace comprender la idea de cómo el feminismo resulta diferente para una mujer negra, una mujer gorda o una transexual.
«Pero este libro va más allá del feminismo. Es sobre internet y sobre cómo la sociedad percibe los cuerpos y cómo regulamos eso». – Molly Soda al diario británico The Independent.