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Se cree que las cartas para la Julieta de Shakespeare han estado llegando por más de un siglo con fotografías de algunas que se remontan a finales del 1800. Muchas son enviadas a Verona, Italia, dirigiéndose simplemente a Julieta. Otras son dejadas en las grietas de su tumba simbólica en el monasterio de San Francesco al Corso. Todas cuentan historias de amor, de primeros besos y corazones rotos.
Responder las cartas para la Julieta de Shakespeare
Sin embargo, no fue hasta que a finales de los años 30 cuando estas misivas comenzaron a tener respuesta. Ettore Solimani, el custodio de la tumba de Julieta, enviaba las respuestas firmando como la «secretaria de Julieta». De esta manera, empezó una tradición que sigue vigente hasta hoy. Un grupo de voluntarios conocido como Club di Giulietta (el Club Julieta en español) responde a unas 10.000 cartas anualmente.
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Gerente del Club de Julieta es Giovanna Tamassia, quién explicó a The Oprah Magazine, que las cartas son clasificadas por idiomas «inglés, italiano, alemán, francés, polaco, árabe, finlandés e incluso braille». Los voluntarios responde en el idioma de quien escribe la carta incluso si eso significa encontrar ayuda adicional en amigos o parientes. Mas hay casos especiales en los que esto no es posible.
«Cuando nadie conoce el idioma, generalmente enviamos una breve respuesta en inglés, a veces basta con saber que ha sido escuchado «, explicó.
¿Cuántas secretarias tiene el Club de Julieta?
Unas 20 personas hacen de secretarias o secretarios para la Julieta de Shakespeare, pero ese es un número que cambia constantemente. «Personas de todo el mundo se unen a nosotros por sólo un mes, o incluso un día, sólo para tener la oportunidad de leer y responder a las cartas», Tamassia quién resalta la responsabilidad que hay detrás de esas lecturas.
«Ser la secretaria de Julieta es como llevar una vida doble: cuando estoy en el club, soy Julieta», sentencia Giovanna.
Mucho más que cartas para Julieta
A lo largo de los años, a la Julieta de Shakespeare le han llegado muchas más cosas que solo misivas con anécdotas. «Una anciana de Sicilia nos envió el anillo de bodas de oro de su esposo después de que él murió. Ella quería que una de las secretarias de Julieta lo usara como símbolo de su amor duradero, algo que hice por muchos años», comenta Tamassia.
Otra mujer japonesa después de casarse les envió su diario. Estaba lleno de recuerdos que se describían como privados, pero que eran claramente demasiado importantes para ser echados a la basura», añadió.
¿Se te ocurre algo qué puedas contarle a la Julieta de Shakespeare?
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Foto principal: Sofía Bermúdez
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