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En la actualidad, se pueden encontrar casos de estrés en niños desde edades cada vez más tempranas. Diferentes estudios, realizados en los últimos años, han alertado de este incremento. Los factores que disparan el estrés en los más pequeños tienen relación con la escuela, con las malas relaciones con compañeros, con malentendidos con los padres, por «contaminación» del estrés de los adultos, etcétera. Los niños de ahora, se ven cada vez más envueltos en un frenesí que no se detiene y que no pueden entender, el resultado es el estrés, la ansiedad y el miedo.
El máster en educación y autor de Simplicity Parenting, Kim John Payne, explica en su libro que los niños están sometidos a un exceso de estímulos y que hay cuatro factores fundamentales que se obtienen en el hogar y que los predispone a desarrollar estrés desde temprana edad.
Factores clave del estrés en niños
- Tener demasiadas cosas. Sea esto ropa, juguetes o tecnología.
- Tener padres que den a sus hijos demasiadas libertades.
- Que los niños tengan demasiada información de los medios de comunicación.
- Que haya demasiada velocidad en sus vidas.
Según explica, los cerebros infantiles son inmaduros por lo que estos cuatro factores de exceso crean una saturación en los pequeños. Su propuesta para contrarrestar estos efectos es regresar a un estilo de vida más simple. Uno donde la habitación del niño no tenga tantos juguetes, televisores y consolas; que ese espacio este poco saturado de elementos. También cree que hay que desconectarlos de los medios de comunicación y en su lugar darles espacios donde se propicie la relajación y se pueda expresar la creatividad. El exceso de estímulos puede hacer que los niños se sientan inseguros porque «no saben quién está a cargo» de la información que reciben.
Payne no es el primero en denunciar que el exceso de actividades y estímulos estresan a los niños. En algunos países como Gran Bretaña, Estados Unidos o España se debate a menudo sobre la estimulación temprana pues hay quienes creen que esta podría resultar poco beneficiosa para los niños. El afán de los padres de que sus hijos tengan mayores facilidades en una vida adulta excesivamente competitiva puede llevarlos a sobreestimular a sus pequeños sin que lo noten. Ya lo denunciaba Bettina Hürlimann cuando decía que «en el siglo XVIII al educador no le importaba que el niño viviera feliz, con tal que muriera santo; hoy podría decirse que no le importa que se vuelva loco, con tal que sea sabio».
Cómo identificar el estrés en niños
El estrés infantil es similar al que afecta a los adultos.
Síntomas
- Irritabilidad.
- Nerviosismo.
- Dolores de cabeza frecuentes.
- Dolores de barriga sin causa aparente o «somáticos».
- Trastornos del sueño.
- La aparición de tics nerviosos.
- Ataques de pánico, de asma o vómitos.
- Algunos niños pueden manifestar una actitud desinteresada en la realización de las actividades diarias.
« Lee también: ¿Qué hacer cuando tu hijo tiene depresión infantil? »
Tratamiento
Los niños pueden recibir tratamiento con un psicólogo que les ayude a expresar sus miedos y ansiedades para tratar el estrés. También se recomienda que los padres:
- Si uno de los padres o ambos sufren de estrés, deben tratarse porque podrían estar enfermando al niño.
- Hablen con el niño de manera calmada para conocer cuáles son las causas de su estrés.
- Revisen si su hijo tiene demasiadas actividades, y en caso de que las tenga, disminuyan la carga de actividades extraescolares. En caso de que el estrés se produzca por realizar una actividad que no le gusta, no obligarlo a realizarla.
- Revisen que los retos y expectativas que se imponen al niño vayan acordes a su edad y a sus aptitudes.
Cómo prevenirlo
- Mantener rutinas y horarios, pero no ser excesivamente exigentes con estos, ya que se debe dar un tiempo de relajación para los niños (donde puedan jugar y estar con sus amigos).
- Cuando se tenga que pedir o exigir algo, como buenas calificaciones, hay que hacerlo a través de pequeños pasos u objetivos.
- Todo cambio debe ser paulatino.
- Enseñarle técnicas de relajación como aquellas que usan la respiración.
- Permitir que expresen sus sentimientos, temores y miedos.