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Cuando empezamos a trabajar los ojos empiezan a brillarnos porque tenemos dinero en nuestro bolsillo para gastar en lo que queramos. Es ahí cuando empezamos a preguntarnos: ¿En qué gastar el dinero? La pregunta que parece tan fácil, se complica porque hay tantas cosas que queremos (o que nos hacen creer que es así). De manera que, ahorramos un poco pero lo más que podemos lo gastamos en esos gustitos que después de un tiempo se nos olvidan.
Pues bien, no dejes que pase el tiempo y luego te arrepientas de no haber aprovechado bien esos ingresos. Mucha gente, hoy en día, está obsesionada con buscar la felicidad. Como podrán observar alrededor, muchos se esmeran en comprar una casa, carro, bienes, etc., para así poder lograr alcanzar eso que buscan con tanto anhelo. Sin embargo, ¿de verdad deberíamos gastar más en cosas que en experiencias?
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El doctor y profesor de psicología en la Cornell University, Thomas Gilovich dice que: “Uno de los enemigos de la felicidad es la adaptación”.
Compramos cosas para hacernos felices, y tenemos éxito. Pero solo por un rato. Tener cosas nuevas es emocionante al principio, pero luego ya nos adaptamos a ellas.
La adaptación a la cual se refiere Gilovich, tiene que ver con una especie de conformismo al cual nos exponemos cuando compramos en exceso motivados por una búsqueda incesante de algo que nos llene de felicidad y que nos haga sentir mejor.
El doctor recomienda que antes de comprar un nuevo celular o carro, lo mejor sería gastar dinero en experiencias: estas no tienen que ser extraordinarias como ir a una excursión por la selva amazónica, el solo hecho de ir a una exposición en el museo local o ir de picnic el fin de semana, es una forma de invertir en experiencias.
“Te pueden gustar realmente tus cosas. Incluso puedes pensar que son parte de tu identidad, pero en realidad están separadas de ti. Por el contrario, tus experiencias son parte de ti. Somos la suma total de nuestras experiencias“, comenta Gilovich.
Además, deberías considerar que las experiencias funcionan como puentes para acercarnos a las personas. Considéralo de la siguiente forma: ¿Te aproximarías a conversar con alguien que tiene la última laptop del momento, o con quien ahorró tres años para conocer la Muralla China? Es fácil responder esto, ¿verdad?
“Nosotros consumimos experiencias directamente de otras personas. Y, después de que se van, esas historias quedan con nosotros para que podamos compartirlas con otros”, menciona el doctor.
Entonces, ¿qué tan cierto sería eso de que el dinero compra la felicidad? Bueno, si lo seguimos enfocando en las cosas fracasaremos, pero si nos concentramos en vivir experiencias, la diferencia será notable. Así que, ya sabes cómo se responde la pregunta de en qué gastar el dinero.