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Mucho equilibrio y concentración, eso se necesita para el malabarismo. Así que cuando veas a malabarista callejero, de circo o aficionado, dando este espectáculo considera el esfuerzo y entrenamiento que ha hecho para perfeccionar su práctica.
Sin duda, si algunos cogemos tres naranjas y lo intentamos: lanzaremos al aire todas al mismo tiempo -desafiando la ley de la gravedad- e inmediatamente las manzanas caerán al piso con una mueca burlona.
El malabarismo no es tan fácil como parece y tampoco es algo nuevo. Esta es una tradición muy antigua, los egipcios que tanto les gustaba dibujar en sus muros lo dejaron plasmado muy bien. Incluso en el tiempo del príncipe Beni Hassan, es decir antes de Cristo, habían mujeres malabaristas.
Entonces, cada vez que salgas a la calle puedes recordar estos datos y si no puedes -o no quieres- darle dinero a los malabaristas callejeros, puedes aplaudir su trabajo porque sí que se lo merecen.
En la calle nos encontramos a Henry, un malabarista callejero de profesión. Él nos contó de su experiencia en este arte.
Y como los malabaristas callejeros están por todos lados, también los puedes encontrar en la música. A esto me suenan los malabares:
Y si te ha gustado la historia de los malabaristas callejeros, aquí es donde puedes encontrar a Henry:
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