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Existen miles de teorías sobre cómo murió Marilyn Monroe. Las conjeturas más aceptadas son la de una sobredosis, el suicidio o el asesinato. Hace poco apareció en la prensa una historia sobre un exsoldado que confesaba haberla matado porque se lo habían ordenado. Sin embargo, hay otra más probable: sus lecturas la mataron.
¿Cómo murió Marilyn Monroe, la rubia eterna?
Las investigaciones sobre cómo se dio el fallecimiento de la joven actriz que encantaba al mundo no lograron revelar el misterio que era Marilyn Monroe. Sin embargo, unos diarios inéditos encontrados en su amplia biblioteca dan más luces sobre los últimos días de la actriz.
Repasemos la historia oficial, que te deja ver que pudo haber sido un suicidio o un asesinato. La noche del 5 de agosto Marilyn se encierra en su habitación, habla con Joe DiMaggio Jr. por teléfono. Eunice Murray, su asistente doméstica, la encuentra muerta más tarde. Para poder entender lo que pasó hay que retroceder en el tiempo y tomar en cuenta una faceta de la icono pop que se ha visto «escondida» tras la fama: la rubia eterna era una intelectual que gustaba de la lectura y la música clásica.
Las diferentes biografías de Marilyn Monroe la retratan como una chica con mucha curiosidad, pero acomplejada por haber tenido que dejar los estudios al contraer matrimonio a los 16 años. Su amigo, el escritor Truman Capote, se referiría a la inteligencia de Marilyn en una entrevista de 1975 con Richard Zoerink para la revista Playgirl.
«Bueno, ya sabes… Lo más gracioso de Marilyn», dijo Capote, «era que ella era realmente muy, muy tímida, muy insegura. Pero también era muy, muy brillante. La gente solía hacerle bromas, pensando que era una rubia tonta; pero Marilyn era muy perceptiva. No se dejaba engañar por las personas, y muchos pensaron que la habían estado engañando todo el tiempo».
Para compensar su falta de educación formal la sex symbol leía de manera constante. Al momento de su muerte existían más de 400 libros en sus estantes, que delatan que tenía un gusto literario variado. Los había de todos los tamaños y temas: arte, religión, filosofía, psicología, novelas, cuentos, poesía, cocina y más. Muchos de sus libros eran primeras ediciones.
Marilyn podía leer a autores consagrados de la literatura, como Moliere o Flaubert tanto como a nuevos autores de la época como Jack Kerouac. Tanto la cantidad de libros, como la complejidad de algunos de ellos, hicieron que se formase otro mito alrededor de Marilyn. Se cree que poseía un coeficiente intelectual de 165, necesitándose solo 141 para ser considerada una genio. Así, Monroe habría tenido un coeficiente superior al de Albert Einstein (160) y Stephen Hawking (152).
En los diarios encontrados en su biblioteca se deja cuenta de cuanto le afectaban las lecturas. Ahí afirma que fueron las teorías de Freud las que la convencieron de que «para sanar el pasado» debía someterse a psicoanálisis. Pero lo más importante es que dejan ver cuánto le afectaba no poder estar en ese mismo librero. Sí, Marilyn Monroe quería ser escritora.
La inquietud literaria se había apoderado de la rubia de Hollywood. En los últimos meses se tomaba mucho tiempo para escribir, para leer. En sus diarios dejó esbozos de diálogos que estarían en una novela. Y es este el desencadenante de su trágico fin. Se han reportado muchas veces que ella consumía varias clases de barbitúricos para conciliar el sueño. Sin embargo, los diarios hablan de «pastillas para alargar el día».
Del mucho leer y poco dormir se le secó el cerebro, de manera que empezó a perder el juicio. No se presentaba en los sets de sus películas, tardaba mucho en llegar a cualquier cita, no podía recordar los diálogos que debía memorizar y escribía frenéticamente en unas libretitas que llevaba a todas partes.
Marilyn quería escribir y para ello tenía que alejarse de su vida como estrella de cine. Intentó hacerlo poco a poco, despacio. Se casó con el escritor Arthur Miller en 1956. Junto a él exploró su talento en las letras y conoció a muchos intelectuales. Sin embargo, el público seguía pensando en ella como un ídolo de cine y moda, no como una intelectual.
«Ella interpretó a rubias fofas y, por alguna razón, la gente creía que esa era la persona que ella era, pero que no podrían haber estado más lejos de la verdad», dijo Michelle Morgan, autora de Marilyn Monroe: Private and Undisclosed.
Para la noche del 5 de agosto, Marilyn llevaba varias semanas en casa y encerrada en su habitación. Sin salir a ver a nadie, ni recibir visitas su única compañía era su biblioteca y un montón de papeles.
Creo que al fin tengo la novela y se lo he contado a Joe. Le he dicho que debe ayudarme a publicarla con ese amigo suyo, escribe Marilyn en sus diarios.
Una mancha de vino se puede ver en la libreta donde esta afirmación está escrita. Horas más tarde la asistente de Monroe llegaría a verla desde la parte externa de la habitación, en una pose extraña sobre sus papeles y se daría cuenta de que estaba muerta. Las pastillas, la euforia y el vino, pudieron más que la calma. La novela de Marilyn no se ha encontrado, y los papeles que fueron usados como evidencia del caso se desvanecieron. Los rumores sobre suicidio, asesinato y demás solo ocultan su verdad: Marilyn Monroe murió porque quería ser escritora.
Nota: Historia basada en hechos reales. Encuentra más ficciones aquí.