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Los atentados terroristas en el mundo por sí mismos no van a acabar con la humanidad, pero sí la sumergen en estados colectivos de miedo: intranquilidad y odio por tantos muertos inocentes; intolerancia e indiferencia ante el dolor ajeno. Y entonces viene la consecuencia que sí puede devastar al planeta de forma acelerada: aquel terrorismo provee a los gobiernos de motivos que justifiquen ataques militares y guerras. Es decir, matar con licencia por un ‘ideal’.
Solo en este siglo contabilizamos más de 30 atentados terroristas en el mundo. Y te dejamos otra cifra, la cantidad de muertos por atentados en el 2014 fue un tercio superior respecto al año 2013, muriendo más de 32.700 personas.
¡Son muchas víctimas! DEMASIADAS. Y probablemente hemos dejado pasar algunas, porque estos son números de ataques en gran escala.
« Si quieres ver la lista completa de atentados terroristas del siglo XXI haz clic aquí »
¿Existe un ganador?
¿Quién gana en todo esto? Nadie, excepto los fabricantes de armas y empresas que se lucran de la guerra.
En caso de que haya botines de guerra, como pozos petroleros o reordenamiento territorial, hallarás ganadores si investigas un poco. Pocos ganadores, pero que se lucran en exceso con esta situación, y que probablemente sientan la paz… en sus intereses económicos.
A lo largo de la historia han existido muchos más atentados terroristas en el mundo, donde sacrificar personas o comunidades por una pretensión de mejoras sociales o políticas, es visto como necesario para hacerse escuchar. O incluso, por razones netamente egoístas, como adquirir territorios que faciliten un comercio ilegal.
En nuestro contexto inmediato, están además extremistas que usan la religión como escudo de guerra. Algo que adquiere un significado tan superior a la vida misma, que no se teme a la muerte. Es el caso actual de ISIS y otros grupos extremistas.
En cierto modo todo grupo extremista violento tiene poderes políticos ocultos detrás, además de -en el caso de ISIS- esa yihad (llamado en el Corán para extender la ley de Dios) por la cual su autoinmolación les ganaría el paraíso.
Sin embargo, el mero hecho de ser musulmán no puede ser juzgado como peligroso, pues muchos de ellos -la mayoría- señalan que estos atentados de los últimos años no son acciones hechas en su nombre #NotInMyName.
Respecto a la situación de ISIS, Vladimir Putin, presidente de Rusia, explica quién está ‘ganando’ la guerra:
https://youtu.be/5bh-No81cmw
« Putín está en esta lista: ¿Quienes son las personas más poderosas del mundo? »
¿Qué estamos haciendo al respecto?
Si nos ponemos a pensar qué hemos hecho nosotros por los atentados terroristas en el mundo, de buenas a primeras diremos que nosotros nunca apoyaríamos algo tan abominable. Sin embargo, mucha de la intolerancia en el mundo está abonada por pequeños actos de falta de apertura, de indiferencia, de creer que solo lo que pensamos y creemos es lo que vale, de relativizar las acciones de los países poderosos o de ejércitos armados, según la simpatía que se les tenga y no por la fuerza de la razón ni de la compasión.
Como resultado, nuestra mayor característica es la desigualdad.
Tan falto de equidad es el mundo que a veces se esquivan los temas de fondo, para centrarse en trivialidades. Por ejemplo: que luego de que ocurrió el atentado en Paris, muchos se escandalizaron porque a Facebook le pareció buena idea que las fotos de los perfiles se puedan revestir de un filtro con la bandera de Francia (cuando básicamente esta red social solamente lanzó una herramienta para medir tendencias, como siempre hace).
Una queja era que por qué Facebook no ponía la bandera de Siria, donde también hubo muertos inocentes por los ataques de Francia, en represalia a la ciudad donde ISIS tiene el control. Algunos reclamaban si acaso los muertos sirios valen menos que los muertos franceses. Y aunque esta última es una aseveración que da para analizar, da lástima ver como muchas de las discusiones se llenan de odio, xenofobia y sordera. Al final, poner la bandera de Francia en el perfil no prosperó tanto porque mucha gente se sintió intimidada de usarla. O tal vez porque los usuarios se dieron cuenta de que algo está muy mal y no se soluciona pintándose de banderas.
Por otro lado, hubo quienes entonces usaron los hashtags #PrayforParis, #PrayforSiria #PrayforYemen. Sin embargo ante estas convocatorias también existieron múltiples críticas. Incluso el Dalai Lama hizo un llamado de dejar de rezar.
«No podemos resolver este problema solamente a través de las oraciones. Soy un budista y creo en la oración. Pero los humanos han creado este problema, y ahora estamos pidiéndole a Dios que lo resuelva. Es ilógico. Dios diría, resuélvelo tú mismo porque tú lo creaste en primer lugar».
– Dalai Lama, sobre los atentados terroristas en el mundo.
Reza si te nace hacerlo; el problema no es la fe, sino evadir el tema. Actúa, infórmate, pide que te expliquen, crea equidad alrededor: no te quedes con el discurso ´países y culturas malas vs países y culturas buenas´ en tu mente, porque en esta historia difícilmente hay sistemas de poder inocentes y ningún lugar queda tan lejos de las desigualdades sociales, ni de los intolerantes.