Compartir
El arte es una de las actividades humanas que ha ayudado a resistir la pesada carga emocional de la crisis sanitaria global y, la fotografía no es la excepción. Pues, recientemente en Guayaquil, 9 jóvenes dedicaron largas horas en insertarse en este apasionante mundo de la imagen, bajo la dirección del fotógrafo Elías Enoc.
Ese esfuerzo y sensibilidad pudo apreciarse en la exposición Cubo Negro organizada por Studio Ehox en una galería de Urdesa Central.
ENTREVISTA A ELÍAS ENOC
Makía conversó con Enoc, quien nos contó sobre este y otros temas. ¡Entérate!
1- Cuéntanos un poco sobre tus inicios en el mundo artístico y un poco sobre la primera exposición realizada por tus alumnos del curso de inicio fotográfico en el que te desempeñas como profesor.
Podría decir que hubo dos momentos que marcaron mi rumbo hacia el quehacer artístico: El toparme en la universidad con la producción de cine, la dirección de la fotografía y el video arte, y un segundo momento en el 2016 donde con piernas temblorosas asumí la conceptualización y dirección de fotografía de un proyecto artístico denominado Pasión Teatral homenaje al Film Noir.
Trabajando con un elenco de actores, que siendo sincero no hubiese imaginado trabajar. Al final hay mucho del azar, de la coincidencia, de la suerte, pero también de asumir el riesgo y algo de terquedad.
Similar a lo que aconteció con la exposición de mis estudiantes en Cubo Negro, siempre empiezan las cosas con un … que tal si… tal vez no nos encontrábamos con el mejor en las mejores circunstancias sociales, pero había un grupo con tantas ganas de crear y de aprender, que dijimos: ¡vamos!
Al final, en tiempos de crisis lo único que nos queda es el arte. Esta exposición es la primera piedra para una forma de asumir la enseñanza dentro de mi escuela, enfatizando en la diversidad de las miradas. La fotografía de los fotógrafos se vuelve tan predecible que creo que hay que darle las cámaras a otros profesionales que tienen cosas más interesantes que contar.
2- ¿Cómo es la esencia de Elías Enoc dentro y fuera del arte?
No creo mucho en esencialismos, pero creo que cada uno tiene sus experiencias de vida que lo terminan configurando de una u otra manera. En mí, considero que hay una carga de perfeccionismo y ambición en las cosas que hago y otra de pereza y confort, ahí siempre pasan peleando entre ellas. Y una no puede vivir sin la otra.
3- ¿Qué no puede faltar en tus fotografías?
Error, experimentación y sorpresa.
Las sesiones más aburridas son las que ya sé cómo va a quedar la foto de antemano. Lo bonito es que al finalizar una sesión el resultado te sorprenda, que hayas sacado algo nuevo, y que el tiempo que invertiste te lleve a otro lugar.
4- ¿El arte fue vocación o experimento?
Creo que dedicarse al arte, cuando es genuino, siempre va a ser un accidente. Yo estudié otra profesión en primera instancia, siempre estuve más vinculado a las ciencias sociales, pero hay flechazos inesperados, y te das cuentas que necesitas de un lenguaje más democrático como el arte para decir cosas que la palabra no permite.
Mentiría si dijera que quise ser artista desde pequeño, no sé ni cómo ni cuándo, pero terminé acá, y a lo mejor terminaré siendo economista, uno nunca sabe.
5- Haz realizado diversas fotografías, ¿podrías compartir alguna anécdota?
En una ocasión tuve la oportunidad de fotografiar a una bailarina y actriz argentina, Sol. Con ella quería lograr imitar un estilo de retrato que había visto en internet, jugar con humo y luces. En realidad, no me fue bien hasta eso en relación a mi propósito, no se parecía en nada a mi referencia.
Después de dos horas de sesión, desistí. Di por terminada la sesión, el resultado era aceptable pero no lo que yo quería. Ella se levanta, yo me alejaba a guardar la cámara, me dice algo, volteo a verla y de repente veo algo majestuoso, le pedí de favor que no se mueva, ¡y bam! Salió una de las fotos que más conmemoro, algo que luego se convirtió en una marca registrada.
Luego de eso, cuando realizo fotos para mis proyectos la consigna es que no tienen que parecerse a nada que haya visto en internet.
6- ¿Qué es indispensable para comenzar a fotografiar?
Por una parte conectar con este lenguaje, tener algo que decir, y encontrarlo, y por otra parte tener una cámara. Esa es la herramienta.
Convertirla en una prótesis de la mirada. No se puede ser fotógrafos sin hacer fotografía. Esto no es algo existencialista, es material, no se crea en el encierro esperando ideas sublimes, sino haciendo y haciendo y echando a perder.
Hay que estar dispuestos a perder el tiempo haciendo fotos.
7- ¿Creas para complacer a otros o para llenar tu alma?
Bueno, en realidad es mi trabajo y mis ingresos, así que lleno mi estomago en primer lugar.
De ahí, creo que hay una satisfacción primaria que es estar a gusto y conforme con lo que haces, amarlo, compartir lo que amas con otros, creo que abre la puerta a complacerlos. Si hiciera las cosas solo para llenar mi alma sería sociópata.
En algún momento fui partícipe de la visión romántica del arte, pero creo que ahora hace mucho daño, por un lado, la gente cree que tienes que hacer las cosas por sacrificio y desprendimiento; y por otro lado los artistas confunden el alma con el ego, y lo disfrazan de genialidad.
Este último año aprendí que el vínculo, el intercambio y animar a otros con tu trabajo, lo vuelve más armónico, útil y descomplicado.
Una ráfaga de respuestas
– ¿Salvador Dalí o Vincent van Gogh?
Vicent.
-Ecuador es…
Una coincidencia.
-Una palabra que detestes
Víctima.
-Un fondo musical
Debussy.
-Un plan a corto plazo
Sobrevivir a la pandemia.
-Un plan a largo plazo
Desarrollar mi trabajo fuera del país.
-Un ritual antes de comenzar a ilustrar
Escuchar música clásica y fantasear.
-Un color que no puede faltar
El gris.
-Un deseo cumplido
Sony a 7s.
-Un personaje que te inspire
Steve Jobs.
-Una película
Duro de matar II.
-La risa es…
Impredecible.
Dicen, que son tiempos difíciles para los soñadores, desde tu punto de vista, qué mensaje les darías a los jóvenes.
Hay que hacer. Y planificar menos, calcular menos, en las situaciones impredecibles como las de ahora es un despropósito querer prever, tener el control, buscar seguridad. En tiempos críticos no queda más que lanzarse y asumir riesgos, no solo en el arte, si no en cualquier cosa que se quiera hacer con integridad.