Con una fotografía… así inició la historia de un abuelo y su nieto. El pequeño Kirill de 4 años vivía en Kazajstán, un país de Asia Central y esperaba por unos padres que pudieran ver más allá de su brazo derecho. Y es que Kirill nació sin la mano de ese brazo, razón por la cuál se sospecha fue abandonado por sus padres biológicos y por ello también varias parejas que buscaban adoptar niños, decidieron no adoptarlo.

Medio mundo más allá, en Terranova, Canadá, Kirill encontró a una familia. Después de tres años de haber comenzado su viaje hacia la paternidad por medio de un proceso de adopción, Lesley y Doug Facey supieron que Kirill sería su hijo en el minuto en el que lo vieron por primera vez. La agencia de adopciones les envió una foto del niño y allí los Facey se enamoraron de él. También sabían que no solo podrían darle amor, sino un gran ejemplo a seguir y serían una familia que lo comprendería por completo: Chris, el padre de Doug, también nació sin su mano derecha.

Un abuelo y su nieto, una conexión maravillosa

El momento en el que los Facey se enteraron de la situación de Kirill y su proceso para adoptarlo avanzó, ellos sabían que tendrían que mostrarle su foto al abuelo Chris. «Me dijo: ‘Él es justo como yo’ y empezó a llorar», dijo Lesley a The Huffington Post. «Derramamos lágrimas y sollozos, porque pasamos mucho tiempo esperando ese momento».

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El 13 de septiembre pasado, los Facey viajaron de regreso a Canadá con su nuevo hijo y fueron recibidos en el aeropuerto por sus nuevos abuelos y Brian Scott, un amigo de la familia que hacía de fotógrafo. Fue Scott quien captó el enternecedor momento en el que el abuelo y su nieto se veían por primera vez.

«El padre de Doug puso sus manos a nivel de Kirill y le extendió su muñón», dijo Lesley. «Kirill lo miró, lo tocó y lo hicieron un ‘saludo de muñón’. ¡Ahora eso es lo que ellos hacen!».

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Y un saludo especial y de compinches no es lo único que el abuelo Chris podrá enseñarle a Kirill. Los Facey creen que el abuelo será un valioso modelo a seguir para el niño, ayudándole a navegar por las aguas de la vida con su condición especial. Y es que el abuelo no puede esperar por enseñarle a Kirill que la falta de una mano no significa que va a perderse cosas en la vida.

«Él se siente honrado de ser el abuelo de este niño», dijo Lesley. Por ahora, tanto el abuelo como su nieto disfrutan de pasar tiempo juntos… ¡Hasta en la oficina!

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