Compartir
El fracaso, algo con lo que no estamos acostumbrados a lidiar porque este mundo nos dice que siempre debemos ser mejores. Y aunque tu abuela seguro te dijo que hay que aprender de los errores, para no tropezar con la misma piedra dos veces; la caída siempre es dura, sea a la primera, la segunda o la vigésimo quinta vez. Sin embargo, hay quienes nos dicen que cuando fallamos, disfrutemos de la herida que ha causado.
Cómo superar el fracaso personal
El fracaso personal, laboral, amoroso y en cualquier aspecto que puedas pensar, es inevitable. Fracasamos el día en que nos propusimos levantarnos a las 7:00 am y acabamos haciéndolo a las 7:08 porque las sábanas nos abrazaron con mucha fuerza. También cuando aprendíamos a andar en bici y nos caímos tantas veces que nuestras rodillas acabaron ensangrentadas. Solemos ignorar que hemos fracasado en estos momentos, pero no cuando establecemos metas que no logramos cumplir.
Pues aquí te contamos que fracasar no es tan malo.
Encuentra las fallas primero
Cuando estés desarrollando un proyecto, lo mejor es encontrar las fallas primero. No, no se trata de echar a la basura lo planeado, sino ver un poco más allá sin dejar las ganas de seguir con tus metas.
Astro Teller es el capitán de Moonshots, un programa de X (anteriormente Google X); que es una fábrica de sueños. Aquí se crean soluciones tecnológicas para los grandes problemas que afectan el mundo. Aquí la gente no se saluda con un típico «¡Buenos días!», sino con un «¿Qué vamos a romper hoy?».
«Si hay un talón de Aquiles en uno de nuestros proyectos, nosotros queremos saberlo ahora, de frente, no al final del camino», explica Teller.
En X, los trabajadores ponen sobre la mesa una gran idea e identifican primero cómo esta fallaría. «Recurrimos a un escéptico entusiasmo que da vida y pone un manto de realidad a nuestras visiones (…) El escepticismo entusiasta no es enemigo del optimismo ilimitado; es el socio perfecto del optimismo. Libera el potencial de cada idea», explica. Y con esto se refiere a que cada fallo encontrado es una forma de asegurar el éxito, pues te dice de qué manera NO debes hacerlo y vas descartando estorbos en el camino.
Sin embargo la idea de fracasar primero, antes de lograrlo, no es algo que aceptemos fácilmente, especialmente en el ámbito laboral. «Ser audaz y trabajar en cosas grandes y riesgosas hace a la gente intrínsecamente incómoda. No puedes gritarle a la gente y obligarla a fallar rápidamente. La gente se resiste, se preocupa ‘¿Qué me pasará si fallo? ¿Se reirán de mi? ¿Me despedirán?'», es lo que nos preguntamos ante un gran problema.
Ante esto, Astro Teller asegura que:
[easy-tweet tweet=»‘A veces cambiar de perspectiva es más poderoso que ser inteligente’ – Astro Teller.»]
Valorar el casi lograrlo
Muchas veces nos enfocamos en la meta y no en cómo llegar a ella. Especialmente si queremos dominar algo como un idioma, deporte o especialidad de carrera. La historiadora Sarah Lewis te habla sobre el «casi lograrlo» (the near win) como estrategia para nunca, nunca dejar de aprender.
Ella habla del éxito como «un evento, un momento en el tiempo y una etiqueta que el mundo te otorga», mientras que explica que la maestría es algo que se desarrolla día a día:
«El éxito es acertar 10 puntos, pero la maestría es saber que eso no importa si lo puedes volver a hacer una y otra vez».
«La maestría no es un compromiso o una meta, sino una constante búsqueda. Lo que nos lleva a esto es el ‘casi lograrlo'». Y es que ella cree que más que los momentos de éxito, debemos valorar los momentos de fracaso, porque son ellos los que no nos permiten conformarnos.
[easy-tweet tweet=»‘Progresamos no cuando ya lo hicimos todo, sino cuando aún tenemos más por hacer’. -Sarah Lewis.»]
Los beneficios de fracasar
J.K. Rowling, la afamada autora de la saga de Harry Potter, confesó en la graduación de alumnos de la Universidad de Harvard (promoción 2008) que ella tocó la base sólida del fracaso.
«Todos debemos decidir por nuestra cuenta qué constituye el fracaso, pero el mundo es bastante ansioso por darte un conjunto de criterios si se lo permites»; así, según sus propios criterios, ella había fracasado:
Antes de narrar las aventuras del mago que tiene miles de fans alrededor del globo, Rowling había llagado a lo que para ella era un total fracaso: estaba divorciada, no tenía trabajo, era madre soltera «y lo más pobre que podía ser en la moderna Gran Bretaña», aunque todavía tenía dónde vivir.
«No voy a decirles que fallar es divertido», dice Rowling, pero también confiesa que «fallar significó deshacerme de lo in-esencial. Dejé de pretender que era algo más de lo que realmente era y comencé a dirigir toda mi energía en terminar el único trabajo que me importaba a mi». Y con este se refiere a escribir.
«Yo fui liberada porque mi miedo más grande se había cumplido y aún estaba viva y todavía tenía una hija a quien adoraba y tenía una vieja máquina de escribir y una gran idea. Así que el fondo se convirtió en la base sólida en la reconstruí mi vida»
Al tocar fondo la autora descubrió que tiene una gran voluntad y más disciplina de la que esperaba, además de amigos incondicionales. Sin embargo, a los graduados de Harvard (y a ti también), Rowling les cuenta que:
«Puedes estar impulsado por un miedo al fracaso tanto como un deseo de éxito»; pero, «es imposible vivir sin fallar en algo, a menos que hayas vivido tan cautelosamente que no has vivido de verdad. En ese caso, fallaste por defecto».
[easy-tweet tweet=»‘El fondo se convirtió en la base sólida en la reconstruí mi vida’. – J.K. Rowling»]
Estos casos nos cuentan que el fracaso personal solo existe cuando no estamos dispuestos a superar nuestras derrotas. Sí, hay que identificar los fallos, pero también buscar las soluciones a ellos, según Astro Teller. Sarah Lewis, en cambio, te dice que no aspires al éxito, sino a la maestría, que solo se logra fallando una y otra vez. Mientras que Rowling te cuenta que cuando ya has tocado fondo lo único que debes hacer es subir, nunca quedarse ahí.