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¿Cuándo fue la última vez que dijiste «necesito ir a la playa»? ¿Bajo qué contexto fue?
Un nuevo estudio indica que los espacios azules, como el mar, nos hacen sentir mejor que los espacios verdes, como los bosques. El estudio se llevó a cabo en Wellington, Nueva Zelanda, una capital urbana rodeada por el mar de Tasmania en el norte y el Océano Pacífico en el sur. Sus espacios verdes incluyen bosques y parques.
«El aumento de puntos de vista de espacio azul se asocia significativamente con los niveles más bajos de estrés psicológico», dijo Amber L. Pearson, profesor de geografía de la salud y miembro del Michigan State University’s Water Science Network. «Sin embargo, no hemos encontrado lo mismo con el espacio verde».
Esto podría deberse a que el estudio no distingue entre tipos de espacios verdes. «El espacio azul era todo natural, mientras que el espacio verde incluida áreas hechas por el hombre, tales como canchas deportivas y parques infantiles, así como las áreas naturales como los bosques nativos (…) Tal vez si sólo miramos los bosques nativos que pudiéramos encontrar fuera diferente», explica Pearson.
Lo cierto es que ambos espacios ayudan a sentirnos mejor, aunque probablemente el mar sea más efectivo que la montaña. Y es que la «vitamin sea» (vitamina del mar) realmente ayuda a relajarse, ¿no? Lo digo por experiencia propia, pues a veces «ir a la playa» es justo y necesario.
Por qué ir a la playa te hace feliz
Esto no tiene ninguna base científica, simplemente son razones personales de por qué el mar nos hace bien. Imagina estar viviéndolos y experimenta cómo te sientes.
1. Comer y beber de lo más lindo
Ir a la playa es la excusa perfecta para comer y beber como los dioses. Una cerveza heladita o agua de coco desde la misma fruta para aminorar el calor, un coctel al atardecer. Pescado frito, ceviche, plátanos fritos… Si estás en la playa no puedes dejar de comer lo que el mar te ofrece.
2. Tomar el sol también tiene vitaminas
¿Has escuchado de la vitamina D? Se encuentra en las células de todo tu cuerpo y es la encargada de que el calcio que consumimos se absorba, así que ayuda a mantener nuestros huesos fuertes. Asimismo, nuestros músculos necesitan de esta vitamina para moverse y los nervios para mandarle mensajes al cerebro. Bueno pues, una forma natural de adquirir vitamina D es tomando sol; pero se advierte que debes hacerlo con protección solar (cremas con SPF), recuerda que tomar mucho podría aumentar el riesgo de cáncer a este gran órgano.
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3. Encontrarse con las postales más bonitas
Sea que estés instalada en tu parasol o caminando por la orilla, seguro te encuentras con imágenes dignas de coleccionar: un cangrejito escondiéndose, piedras y conchas de colores y formas impresionantes, caracoles o estrellas de mar… También están esas postales únicas de ir a la playa: niños construyendo un castillo de arena, un perro asustado y entusiasmado cuando se mete al mar, pájaros sobrevolando sus presas.
https://www.instagram.com/p/sAuk9SKBEq/
¡La playa es tan rica en imágenes visuales que a veces ignoramos! Ahora, acompaña todas estas con sus respectivos sonidos, ¡Es todo un concierto!
4. El sonido de las olas quebrar
Y hablando de sonidos… Sea que estés instalada frente al mar o en una hamaca unas cuadras más allá, cuando te percatas del hermoso sonido del mar quebrándose en la orilla, su ritmo te lleva directamente a la calma.
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5. La arena entre los pies
Bueno, hay quienes odian tener arena entre los pies; pero yo amo ese momento en que remueves un poco la arena y entierras tus pies, porque allá abajo está más fresquito. O simplemente porque quieres jugar un rato y hacer formas con los dedos.
O el momento es que el último pedazo de ola toca tus pies
6. Simplemente ver el mar
Esa inmensidad donde se esconde el horizonte, que es una gran metáfora de la vida: impredecible, pero tan cíclico a la vez. Todo vuelve a empezar, todo inicia en el final, todo regresa a su raíz, como las olas besando una y otra vez la orilla.
7. El chapuzón que te refresca
Y ya cuando vez al mar coqueteándote así, no resistes el impulso de meterte a esa deliciosa piscina donde tu cuerpo ‘levita’. En el agua todo se siente más ligero, más fácil y ese cliché de que «todo fluye» es tan cierto. Todo está bien.
8. El atardecer
El momento en que acaba el día es uno de los más hermosos cuando estás en la playa. Violeta, naranja, azul, rojo se entremezclan para brindarte un espectáculo. Los colores del atardecer nos cuentan que sí existen los finales felices.
¿Te imaginaste dentro de alguno de estos momentos? Y sí, en el mar la vida es más sabrosa.