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El hotel Stay on Main queda en pleno Downtown de los Ángeles y es uno de los hospedajes más baratos de la zona. En los alrededores rondan muchos homeless (como en todo L.A) que puedes encontrártelos comiendo en los tacos de la esquina, son inofensivos dicen los visitantes en páginas como TripAdvisor o Booking. De todas formas, varias personas llegan a este lugar que se encuentra en una de las calles más concurridas de Los Ángeles: Main Street. Además a solo unas cuadras tienes farmacias abiertas las 24 horas, la increíble librería The Last Book Store y muchos parqueaderos.
Sin embargo, antes de ser Stay on Main era conocido como Hotel Cecil. ¿Te suena conocido?
El Hotel Cecil se inauguró en 1927 y estaba dirigido a turistas y personajes del mundo empresarial, lamentablemente la década de la Gran Depresión (los 30) llegó y con ella trajo a más de 10.000 homeless a sus alrededores. Difícilmente la zona pudo recuperarse, solo hasta varios años después el comercio volvió a resurgir. Pero, la desgracia de este hotel no solo tuvo que ver con la crisis económica, sino que a lo largo de los años se registraron varios suicidios en el lugar, tres asesinatos, además de que tuvieron como clientes «ilustres» a asesinos en serie como Richard Ramirez (The Night Stalker) en 1985 y Jack Unterweger en 1991. En 2011 decidieron cambiar el nombre de Hotel Cecil a Stay on Main.
Pero, su historial empeoró cuando el 19 de febrero de 2013 se encontró en el Stay on Main el cuerpo desnudo (sin huellas de violencia, ni droga) de una estudiante canadiense, Elisa Lam de 21 años, notificada como desaparecida el 31 de enero del mismo año. Su cuerpo, en descomposición fue encontrado en los tanques de agua de la azotea del hotel, gracias a la notificación de unos huéspedes que decían sentir en el olor y sabor del agua, algo extraño. Posteriormente del macabro hallazgo, se hizo público un video en el que se observa a Elisa en el elevador del hotel con un comportamiento extraño, a partir del cual se empezaron a correr rumores de actividad paranormal en el lugar. Aunque, muchos prefieren atribuirlo a un posible trastorno de bipolaridad; mírenlo y juzguen ustedes mismos.
https://www.youtube.com/watch?v=JQcTuTXpj3c
Los casos no se detuvieron, en 2015 un hombre de 28 años saltó por la ventana del hotel en un intento de suicidio, además los informes de supuestas actividades paranormales siguen recibiéndose. Es por eso que, tras todos estos antecedentes la popular y perturbadora serie American Horror Story decidió basar su quinta temporada «Hotel» en este lugar. Si la han visto, entonces ya se imaginarán de qué hablo…
Una noche en el Hotel Cecil (ahora Stay on Main)
Todo esto que les he contado lo supe recientemente, pero yo me hospedé allí hace unos meses en un viaje familiar que tuve. Créanme que si lo hubiera sabido, jamás hubiera pisado ese lugar. Sin embargo, ahora creo que entiendo algunas cosas extrañas que pasaron durante la única noche que estuvimos.
Llegamos durante la mañana al Stay on Main, estábamos exhaustos después de un largo viaje; en realidad solo estábamos de pasada por Los Ángeles, nuestro destino último era Las Vegas. Habíamos encontrado el dato de este hotel en internet y no buscamos más, solo queríamos algo barato para pasar la noche antes de partir a la ciudad del vicio.
El hall del Stay on Main te da un ambiente de paz y lujos, sin embargo al subir al ascensor empiezas a notar que toda la infraestructura cambia. Para llegar a nuestras habitaciones teníamos que caminar por un largo pasillo gris, un viento frío se metía por un pequeño hueco en la ventana. Lo demás eran puertas y lámparas, los baños comunitarios tenían marcados símbolos nazis que nos sacaron más de una (ingenua) risa a mi hermano y a mi.
Llegamos a nuestros cuartos en el piso cinco, nuestros padres estaban tres habitaciones más allá de la nuestra. Hacía mucho frío así que cada uno se metió en su cama y acordamos encontrarnos en el lobby a la hora del almuerzo. Mi cama era la del lado de la ventana, por cierto: una ventana sin rejas y tan grande como para meter todo mi cuerpo (bastante fácil para botarse o caer por allí, como el hombre del 2015).
Mi hermano -como siempre- no soporta estar en cama, me dijo que se iría a recorrer los alrededores del hotel mientras nosotros descansábamos. Se fue y me encargué de poner muy bien los seguros a la puerta, todo se sentía muy inseguro. Me acosté, la cama tenía un olor a polvo o a cosas guardadas, en medio del cuarto había un lavamanos con un espejo roto y por toda la pared atravesaba un tubo que se iba hacia arriba.
Me quedé profundamente dormida hasta que escuché unos golpes en la pared del cuarto de al lado y unos pasos en el pasillo. Me levanté de inmediato y vi por el visor de la puerta, pero no había nadie. Me aseguré de que esté bien cerrado y regresé a la cama. Ya no pude volver a dormir, después de unos minutos llegó mi hermano.
-¿Ya fuiste al baño?, me dijo
-No, aún no. ¿Cómo son?
-No vayas al último, tiene un olor a podrido y un hueco arriba.
Sin embargo, los demás no estaban mejores. Todos eran muy feos, con la cerámica rota, un poco de moho en las duchas y huecos por todas partes. Parecía ser que algunos animales corrían por esos lugares… A la hora del almuerzo nos encontramos en el lobby, salimos a comer a Santa Mónica (un poco lejos) y regresamos pronto a prepararnos para nuestro próximo destino.
A las seis de la tarde empieza a oscurecer y los pasillos del hotel se iluminan con focos amarillos. Todo es muy oscuro y algunos focos se prenden y apagan intermitentemente. Desde mi cuarto podíamos escuchar el sonido del ascensor cuando llegaba al piso, además de las puertas cerrándose. De vez en cuando me asomaba por el visor pero no había nadie, el ascensor sonaba cada media hora siquiera. Lo extraño era que nadie lo llamaba porque cuando, en un momento, salí al baño no vi a nadie por ahí, solo pensé que estaba dañado. ¿Qué más puedes pensar en un lugar tan descuidado como ese?
Ya para las ocho de la noche todos estábamos en nuestros cuartos con las maletas listas para salir al siguiente día. Yo estaba leyendo con la lámpara encendida, cuando de repente la luz se apagó. Intenté enchufar y desenchufar pero nada, tomé el foco y lo apreté (con los guantes no se sentía el calor), la luz regresó. Mi hermano daba vueltas, balbuceaba algo, parecía estar teniendo una pesadilla.
En realidad no podía concentrarme leyendo, por la rendija de la puerta una sombra de alguien pasaba a cada momento y el sonido del ascensor no dejaba de fastidiarme. En la habitación de arriba parecía que alguien se estaba golpeando la cabeza contra la pared (exageración mía), aunque no se escuchaba la voz de nadie. Al final me quedé dormida.
En medio de la madrugada me levantó una pelea de homeless en la acera. Aproveché para apagar la lámpara y volver a cubrirme porque hacía mucho frío. De repente me exaltó escuchar que alguien golpeaba muy duro la puerta de al frente, no me levanté porque enseguida escuché que una mujer salió, dijo algo en inglés, y el hombre se fue. Supongo que era alguien de mantenimiento del hotel.
De allí me quedé dormida profundamente. Nos levantamos a las ocho de la mañana y nos encontramos con mis padres en el lobby. Mientras retirábamos la garantía, unos turistas brasileños hacían lo posible por explicar al administrador que no habían podido dormir toda la noche por la música en la azotea del hotel. El hombre le dijo que eso no podía ser posible, pero ellos insistieron en haber visto a algunas mujeres subiendo por la escalera de emergencia.