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En el arte no todo es belleza y muy bien lo muestra el ensayo -hecho libro- de Umberto Eco: Historia de la fealdad. Se trata de un estudio exhaustivo de las representaciones de lo feo que se han dado a través de la historia del arte. La fealdad es aquello que se aleja de lo que determina el canon de belleza, incorporado a partir de los griegos. Este libro es uno de esos que no te dejará dormir.
En este caso, hemos tomado la fealdad como aquello que se acerca a lo monstruoso, es decir a lo anormal. A continuación los monstruos más famosos del arte, porque ellos merecen tener también su espacio.
La duquesa fea
Este es el cuadro del pintor belga Quentin Massys, realizada en 1513. Este es el retrato de una mujer aristócrata que sufría de la enfermedad de Paget, que tiene como consecuencia malformaciones en los huesos. Este cuadro se encuentra en la National Gallery de Londres.
La cabeza de Medusa
Medusa es una figura importante de la mitología griega que siempre es descrita de la manera más espantosa. Este cuadro fue pintado en 1618 por Peter Paul Rubens, se encuentra en un museo de Viena. Medusa ha sido protagonista de varias representaciones, una de las más importantes es la de Caravaggio.
Saturno devorando a un hijo
Esta pintura fue parte de la decoración de la casa de su autor: Francisco de Goya, ahora se encuentra en el Museo del Prado. Esta es la representación del dios Crono, mejor conocido como Saturno -en la mitología romana-. El acto de devorar a su hijo se debe a que cuenta el mito que él se comía a los hijos recién nacidos de Rea -su mujer- porque tenía miedo de perder el poder.
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Una cabeza grotesca
Esta caricatura -como ha sido denominada, aunque bien podría llamarse esbozo- fue hecha por el multifacético italiano Leonardo da Vinci. Forma parte de varios dibujos que realizó el artista que ctualmente se conservan en la Biblioteca Real de Reino Unido. Leonardo se vio interesado por los efectos del paso del tiempo y la vejez, lo cual dejó en parte de su legado.
Antonietta Gonsalvus
Lavania Fontana fue una pintora italiana del barroco y fue quien tuvo la oportunidad de retratar a Antonietta, una mujer que sufrió la enfermedad de la Hipertricosis. No se sabe mucho de su vida, pero su retrato quedó para la historia.
La mujer barbuda
Este es un cuadro que data de 1631 y pertenece a José de Ribera. El cuadro fue pedido por encargo del Duque de Alcalá y el Virrey de Nápoles, quienes se enteraron de la existencia de esta mujer y quisieron conservar un retrato como parte de sus posesiones -que pasarían de generación en generación-. Ella es Magdalena Ventura, quien tenía lo que hoy se conoce como hirsutismo: síntomas de masculinización.
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La pesadilla
Es un cuadro de Johann Heinrich Füssli, pintor suizo. Esta imagen retrata el momento en que un íncubo -demonio que se presenta en sueños de tipo erótico- posee a la mujer dormida. Además, hay un fantasmagórico caballo que observa la escena. Esta es una de sus principales pinturas, demostrando sus temas preferidos: satanismo, horror, miedo, soledad y erotismo.