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Si digo esclavitud ¿qué se te viene a la mente?
Pese a vivir en un entorno latinoamericano, con dramas históricos fuertes, me ocurre y no sé si a ustedes también, que pienso en campos de algodón, negros norteamericanos y vejámenes contra su dignidad. Pienso en Martin Luther King, en Malcom X, Rosa Parks o, por la magia del cine, en los sucesos de Selma de 1965.
Quizá he sido criado con mucha influencia en la cultura hollywoodense y me resulta más sencillo recordar la esclavitud con la imagen de los afroamericanos segregados en EE.UU. que con el sufrimiento nuestros propios afroecuatorianos o sino con los indígenas de los huasipungos. Pero sí, en Ecuador hubo esclavitud legal hasta el año 1851, cuando se la abolió con un decreto firmado por el entonces presidente José María Urbina. Quizá en nuestro país no se ha hecho suficiente por documentar aquellos sucesos.
Bueno, sepa que cuando un grupo social quiere cambiar algo, lo hace, aunque tome su tiempo. La esclavitud en EEUU fue abolida en 1865 con las 13era. enmienda a la Constitución. No obstante, cien años aquel 8 de marzo de 1965, una caminata pacífica en el puente Edmund Pettus de Selma-Alabama, se produjo un domingo sangriento para los derechos civiles, pero a la vez decisivo para mostrar al mundo que era intolerable una sociedad segregadora.
Manifestantes pacíficos pero decididos fueron golpeados salvajemente por unformados bajo el mando del sheriff Jim Clark. En realidad los marchantes sabian que eso iba a ocurrir. Como bien dijo Martin Luther King Jr tras manifestaciones en Birmingham en 1963 que terminaron en salvaje represión: «La acción directa no violenta busca crear una crisis y una tensión creativa tal que una comunidad que se haya negado constantemente a negociar se vea forzada a enfrentar el asunto».
Es decir, se requería generar hechos que permitan abrir los ojos al mundo y que la gente no se quede en casa esperando que ocurra. Por eso, según el portal de BBC, entre mayo y finales de agosto de 1963, hubo 1.340 manifestaciones pro derechos civiles en más de 200 ciudades de 36 estados.
Ante esa violencia en Birmingham el presidente Kennedy se había comprometido, hasta su asesinato, de forma decidida a impulsar la Ley Derechos Civiles, que luego promulgó Lyndon B Johnson en 1964 y luego la Ley de Derecho al Voto, para prohibir cualquier práctica discriminatoria hacia los afroestadounidenses para ejercer el voto en 1965. Es decir la protesta social rindió frutos en una sociedad conservadora. Igual en este siglo XXI, donde aun vemos discriminación racial, uno se aterra de que tratar con personas de otra raza signifique un problema para alguna gente.
Volteamos los ojos a nuestro país. ¿En qué fase estamos ahora? Pues en una fase en que no tenemos mayor acuerdo de si una caricatura donde se refleja la dificultad de un afroecuatoriano para leer un discurso es solo una broma para causar urticaria política en un blanco, o es racismo solapado. Una fase donde muchas alusiones a la negritud son estereotipos ofensivos que aparentemente la gente debiera aceptar sin cuestionarse. Por ejemplo, cruzar la calle si alguna persona negra camina en dirección contraria (cuando dicha ‘precaución’ debiera suceder porque personas peligrosas hay en cualquier parte y de cualquier color -muchas veces auspiciados por gente «de bien» que hacen del hampa un negocio-). Quizá las nuevas generaciones no están tan contaminadas de esos estereotipos, pero sigue estando allí ese espectro (de la misma forma que en EEUU no es como en los 50´s pero sigue habiendo casos como los de Rodney King, Michael Brown o Erik Garner) y está en cada uno de nosotros procurar que esté cerca la desaparición de aquellas barreras mentales que se quedan en la superficie de los seres, juzgando por el placer de juzgarse superiores al resto. Debiera ser sencillo dejar de ser esclavo y el mundo parece seguir encadenado a su intolerancia.