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Los refugiados celebraron su día con bailes, conciertos y mil arepas. La cita se dio este viernes a las 16:00 en la Plaza San Francisco, centro de la urbe, donde por unas horas la cultura colombiana se tomó la ciudad.
El evento abrió con la presentación de una cumbia tradicional colombiana al ritmo de la canción Colombia tierra querida. Las mujeres se movían al son de la música, con sus polleras blancas y blusones holgados, mostraban los colores de la bandera colombiana. El público se animó más cuando comenzó a sonar La pollera colorada y las palmas de los centenares de asistentes se oían.
Cada año en Guayaquil se realiza un evento distinto por el Día Mundial del Refugiado, que les permite a los refugiados en Ecuador celebrar su cultura y mostrar lo que pueden brindar a la sociedad. ‘La arepa musical’ les permitió mostrar los diferentes negocios que tienen en la ciudad como los de comida, arte con globos, grupos de baile y caritas pintadas.
Las mil arepas de los refugiados en Ecuador
Unas 48 horas antes del evento dos refugiadas colombianas iniciaron los preparativos de lo más esperado de ‘La arepa musical’: las arepas de pollo, carne, queso y chicarrón. Las hicieron de la forma tradicional para dar a conocer el sabor y la sazón auténtica colombiana.
Dora llegó al país hace 4 años y se dedica al negocio de la comida. «Hago arepas y las entrego a domicilio y también tengo unos clientes que como ya son conocidos vienen a la casa por sus arepas», dice. Ella preparó junto a su esposo 480 de las arepas que se compartieron en el evento.
Para Dora lo más duro de llegar a ser parte de los refugiados en Ecuador fue la discriminación y prejuicios a los que se tuvo que enfrentar. «Es muy duro llegar a un país donde uno no conoce a nadie y nadie lo conoce a uno (…) Llegar a un lugar donde te cierran las puertas, pero así como hemos encontrado gente que nos ha discriminado también hemos encontrado a las que nos han dado la oportunidad y han creído en uno».
Yanina* pidió expresamente que no se la identificara con su nombre real porque huyó de su país natal hace 7 años por amenazas a su vida y la de su familia, algo difícil de imaginar cuando ves su rostro alegre y sonriente. Ella hace énfasis en lo difícil que es dejar Colombia para los refugiados en Ecuador. Cuenta que al llegar se sintió «extraña, muy extraña» porque el cambio fue brusco, por lo que experimentó un shock cultural.
La dueña de un pequeño negocio de comida típica colombiana dice que ella y su familia se han ido adaptando a la vida en Guayaquil. La discriminación y los prejuicios son algo que ella cree que se debe eliminar.
«A veces me dan ganas de decir ‘póngase en mi lugar para que vea lo que se siente’. (…) Yo sé que muchas personas de aquí se fueron a España y allá fueron discriminados. Yo creo que es tiempo de decir no a la xenofobia y recordar que todos somos humanos, somos personas con cualidades. Hay una infinidad de cosas con las que podemos aportar para el crecimiento del país, es cuestión de que nos den la oportunidad».
«No muchos estamos aquí porque queremos estar, sino porque la situación así nos lo obliga», agrega. Explica también que salir de Colombia no fue fácil para ella u otros refugiados en Ecuador. «Tú no sales y programas un viaje diciendo ‘mañana me voy’ y chévere, empacas tu maleta. En el momento que tú tienes que salir, sales con tu maleta y a veces nada y llegas aquí sin nada».
El Día Mundial del Refugiado se celebra cada 20 de junio, desde el año 2000, cuando fue declarada una celebración internacional por las Naciones Unidas que lo hicieron coincidir con el aniversario de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951.
Los refugiados en Ecuador son un grupo de 60.000 personas, que en su mayoría son de nacionalidad colombiana, dice Manuel Dos Santos, jefe de la oficina de Acnur en Ecuador. En Guayaquil viven al menos 5.500 refugiados.
Las arepas junto a un tinto -café- caliente se repatieron al final del evento cuando ya sonaba la música de la Orquesta Colombo Ecuatoriana y su ritmo salsero inundaba los oídos de las más de 500 personas que se habían quedado para ver el final del show.