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Nuestro primer acercamiento al cine es sumamente importante. Por lo general todos empezamos viendo películas para niños, por obvias razones nuestros padres nos conducen por un largo camino de películas animadas o infantiles. Pero en ese viaje, los directores suelen pasar desapercibidos. Debo confesar algo: la primera vez que el nombre George Miller sonó en mi vida fue para asociarlo con aquel valiente cerdito parlanchín, Babe. El director, años atrás, había creado un mundo totalmente opuesto a la granja, un mundo lleno de violencia, explosiones y muchos autos en donde un ex policía buscaba justicia. El nombre de nuestro héroe es Mad Max, quien en su época fue interpretado por Mel Gibson.
Pero después de tres películas llenas de violencia, George Miller se alejó de la trilogía de Mad Max para buscar un camino diferente en el cine. Este camino dejó a muchos confundidos, pues la película en la que estaba trabajando era muy distinta a sus anteriores producciones.
Así se siente ver Mad Max
La genialidad de George Miller lo llevó a experimentar en un nuevo campo: los animatronics y el CGI. De esta búsqueda nació uno de los cerdos más famosos del mundo -después de Porky-: Babe el cerdito valiente. En una entrevista de VICE a Miller, él cuenta que: «estaba interesado por trabajar con nueva tecnología». Con esta inspiración trabajó para poder hacer que el cerdo hable y años después usaría una técnica llamada «motion capture» para lograr que los pingüinos de Happy Feet bailen.
Pero hay un gran abismo entre la gasolina y los animales parlantes, por eso nos preguntamos, ¿qué motivó a George Miller a cambiar su estilo? Creemos que es una virtud que tiene este director de poder encontrar historias diferentes en lugares diferentes. Miller solía ser un médico, y no fue hasta su primer día en el set de Mad Max que el peculiar director aprendió lo que era hacer cine de verdad.
George Miller cuenta que la inspiración para hacer Happy Feet fue gracias a un colega suyo, quien le dijo que sería increíble grabar una película en Antártica. Esta idea se mantuvo en la cabeza del director por mucho tiempo, hasta que logró terminar la historia, la cual fue aprobada por los estudios de Warner Bros, casi inmediatamente. Con el proyecto en marcha, el director debía encontrar nuevas maneras de hacer que los pingüinos se muevan con fluidez, así que inspirado por Gollum, personaje de El Señor de los Anillos, se aventuró en la técnica llamada «motion capture», con la que grabó a gente bailando para luego reemplazarlas por tiernos animales.
Las producciones de Miller son precisas. La mayoría de «efectos especiales» en Mad Max: Fury Road no son efectos sino explosiones reales. En eso radica la genialidad de la película, los actores en realidad se prepararon para una larga e intensa persecución por el desierto de Namibia.
George Miller sabe que si no se adapta al juego, morirá. Su versatilidad en el cine es lo que le ha dado ese debido reconocimiento de ser un verdadero director de cine. ¿Cuál es tu película favorito de este director? ¿Te lanzarías a la carretera por el Immortan Joe? Cuéntanos en los comentarios.