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Aunque cueste creerlo, los animales son considerados ante la ley estadounidense, y de muchos otros países, una propiedad. Así que muchos de los crímenes de abuso animal quedan impunes. No por falta de pruebas, sino que muchos tienen que pagar fianzas risibles, pasar un par de días en prisión o solo una amonestación verbal. Desde este mes de enero, eso cambiará porque el FBI registrará cualquier caso de crueldad animal en Estados Unidos bajo una categoría propia.
Crueldad animal en Estados Unidos: un registro para combatirla
Durante años, el FBI había etiquetado a los delitos de maltrato animal bajo la etiqueta de «otros», lo que hacía que fueran poco rastreables en el sistema, pues se unían a una gran variedad de delitos menores. Ahora, la crueldad animal será considerada un crimen del Grupo A («crímenes contra la sociedad»), con su propia categoría, como ocurre con los delitos de homicidio, incendio premeditado y asalto; lo que conlleva a sanciones más severas.
Los delitos de crueldad contra los animales en Estados Unidos se dividirán en cuatro categorías: la negligencia simple o grave (como el abandono); el abuso y la tortura intencional; abuso organizado (incluyendo peleas de perros y gallos) y el abuso sexual.
Los departamentos de policía y las agencias policiales tendrán que denunciar los casos de maltrato animal a través de la base de datos del sistema nacional. Así, el FBI utilizará la información cargada para brindar estadísticas a nivel nacional sobre los delitos cometidos contra los animales. ¿Por qué? Estudios han mostrado que los jóvenes que torturan y matan animales son propensos a llevar su violencia, al siguiente nivel: las personas.
La clasificación anterior de estos delitos hacía que el seguimiento y la prevención fueran difíciles de lograr. La nueva base de datos servirá para que los nuevos casos, que ocurren a diario, ya no pueda deslizarse bajo el radar. El FBI espera que las estadísticas ayuden a los investigadores de criminología identificar la mejor manera de prevenir estos crímenes y que exista la posibilidad de que refugios de animales puedan acceder a los datos, con el fin de garantizar que los animales que se adoptan no vayan a terminar siendo víctimas de negligencia.
Según Mary Lou Randour, asesor senior en el Instituto de Bienestar Animal: «Los datos empíricos son importantes. Van a darnos información sobre el crimen para que podamos planificar mejor la intervención y la prevención».
Randour comentó que en la actualidad la incidencia de la crueldad hacia los animales es muy difícil de evaluar. De hecho, sin la base de datos, «no hay manera de saber con qué frecuencia se produce, y si está en aumento».
La crueldad animal y su vínculo con el abuso de personas
La crueldad animal es a menudo una señal de alerta para otros tipos de abuso. Se encuentra regularmente presente junto a la violencia doméstica, maltrato infantil o abuso de ancianos. La Sociedad Protectora de Animales de los Estados Unidos informa que hasta el 83% de las mujeres que entran en refugios de violencia doméstica han sido testigos de cómo sus abusadores hirieron o mataron a la mascota familiar.
«En general, la crueldad animal puede ser un precursor de otras cosas: la violencia doméstica, el abuso infantil, e incluso los asesinatos en serie», afirma Jeff Williams, oficial de Control Animal.
El enlace se ha hecho tan obvio que un grupo específico de seguimiento de la conexión entre el abuso de animales y otras formas de violencia que se ha formado, el National Link Coalition.
Eleonora Gullone, psicóloga de la Universidad de Monash, estudia la otra correlación del abuso de animales con el crímen. Ella cree que «hay evidencia sustancial» de que «un patrón de comportamiento abusivo hacia los animales puede ser una alarma de que otras conductas criminales están ocurriendo en el mismo entorno».