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Nuevas teorías explican por qué se contagian los bostezos. Ya en 1986 el psicólogo Robert Provine dijo que “el bostezo puede tener el dudoso honor de ser, de entre todos los comportamientos humanos más comunes, el menos comprendido”.
¿Sabías que el 60% de los humanos es sensible a la repetición de este acto cuando lo realiza alguien cercano? Sabemos que otras especies, aparte de los humanos, también bostezan: monos, perros, incluso pájaros y peces. Este acto suele ocurrir antes de acostarse o justo al despertar, con el hambre o el aburrimiento. Incluso bostezamos antes de nacer, a las 20 semanas de gestación. Y aunque es altamente contagioso, enfermos de esquizofrenia o autismo apenas se contagian.
“El bostezo puede tener el dudoso honor de ser, de entre todos los comportamientos humanos más comunes, el menos comprendido”
Se piensa que el bostezo tiene alguna utilidad, pues si la evolución lo ha conservado durante miles de años y estas son algunas teorías que intentan explican su existencia:
La teoría de la oxigenación: Cuando disminuyen los niveles de oxígeno (lo que tiende además a provocar somnolencia), el bostezo serviría para inyectar una dosis rápida que permitiría contrarrestarlo. Pero muchos científicos rechazan esta idea porque empezar respirar con más rapidez es un mecanismo mucho más eficaz y, por lo tanto, tendería a ser el preferido.
La teoría de la activación: La mayor parte de los bostezos ocurren antes y después del sueño, o cuando nos sentimos adormilados. Al bostezar, mejoraría nuestro nivel de alerta y sería la base del contagio. Sin embargo, cuando se intentó comprobar directamente, no se vieron diferencias en la “alerta” de antes y después de bostezar.
La teoría de la temperatura: Esta es una de las teorías que más fuerza ha ganado últimamente, como demuestra este estudio de la Universidad de Princeton. Se basa en que bostezar permitiría disminuir la temperatura. Y es que nuestra temperatura antes de dormir es justamente la más alta del día y que al bostezar conseguiríamos que el cerebro funcione mejor. Pruebas indican que antes de bostezar hay un aumento de temperatura que baja después de cada boqueada y que lo hacemos más cuando la temperatura ambiente es templada y menos cuando es fría. También se ha demostrado que los bostezos desaparecen, prácticamente, con un paño de agua gélida en la frente.
Y entonces, ¿Por qué se contagian los bostezos?
Aunque tantos tipos de animales bostecen, parece que su contagio solo se da en humanos, chimpancé, perros y lobos, según PLOS One. Aquí las teorías:
Comunicación y sincronización: Matthew Campbell, profesor de psicología en la Universidad de California respecto a por qué se contagian los bostezos, indica que “una posibilidad es que en las especies sociales que coordinan sus niveles de actividad, copiar los bostezos puede ayudar a sincronizar el grupo”. Explica que cuando es hora de comer, todo el grupo come, entre otras actividades grupales. Entonces el contagio del bostezo “también pone al grupo en sincronía”, prosigue.
Empatía: Se trataría de nuestra capacidad para interpretar cómo se sienten otras personas la que nos llevaría a ponernos en su lugar, a sentir o intuir lo que ellas sienten y, una vez allí, ceder inconscientemente a la tentación. Estudios muestran cómo al contagiarse el bostezo se activan circuitos cerebrales propios de la empatía o que las personas susceptibles al contagio suelen puntuar más alto en las escalas de empatía.
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Aunque por qué se contagian los bostezos sigue siendo un misterio sin resolver, Para Andrew Gallup, profesor de psicología en la Universidad del Estado de Nueva York, indica que “son una forma primitiva de empatía. Y su contagio evolucionó para mejorar la vigilancia”. En cualquier caso, este sigue siendo un misterio sin resolver.
FUENTE: BUENA VIDA – EL PAÍS