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En 2013, Montserrat Martorell emprendió un viaje desde Chile hacia España para empezar su Máster en Escritura Creativa en la Universidad Complutense de Madrid. La periodista y docente universitaria se radicó en la capital española durante dos años hasta terminar sus estudios. A sus 28 años prepara un doctorado en Literatura Hispanoamericana, una gira literaria por varios países iberoamericanos como España, México, Ecuador entre otros y esta semana presentará su primera novela La última ceniza (Oxímoron, 2016). Hoy ella nos cuenta un poco más sobre su ópera prima y quehacer literario.
1. ¿Cuándo te diste cuenta que querías ser escritora?
La escritura siempre ha sido parte de mi vida, parte de mí. Fue un oficio que se me dio de manera natural y espontánea. Recuerdo que tenía cinco años y siempre andaba con un lápiz y un papel. Tenía diarios de vida donde apuntaba todo lo que me iba pasando. Escribía cuentos y poemas e historias. Siempre quise ser escritora. Estudié periodismo porque yo quería escribir.
2. A propósito de tu primera novela. ¿Cuán fácil o difícil crees que es publicar para los nuevos escritores latinoamericanos? ¿Tienes algún consejo?
Creo que hoy es mucho más fácil que antaño. Hoy, si quieres, puedes publicar y darte a conocer tú mismo, sin embargo, siempre es mejor cuando una editorial de prestigio cree en ti y apuesta por tu escritura. Te abre un camino en un mundo posmoderno donde lo que dicen los demás de ti vale mucho. Mi consejo es que escriban y escriban siempre. A cualquier hora, bajo cualquier estado de ánimo. Sobre cualquier cosa. Ser perseverante en la pasión e intentar vivir de eso. Optar por una vida donde la escritura esté en el centro de todo.
3. ¿Cómo se te ocurrió la idea para escribir tu novela “La última ceniza”? ¿Qué te inspiró a realizar el proyecto?
La última ceniza nació mientras yo vivía en Madrid. En ese tiempo, hace dos años, estudiaba un Máster en Escritura Creativa en la Universidad Complutense y mi vida giraba en torno a las letras. Vivía en un piso, en la calle Tremps, donde todas las noches escuchaba los tacos de mi vecina de arriba. Pasos a todas horas. Me obsesionaba con esa imagen. Fue en una de mis clases, en uno de esos típicos ejercicios, que un profesor nos pidió escribir un cuento. Teníamos quince minutos. No más de veinte. Se me ocurrió hablar sobre “La mujer del 4B”. Una desconocida a la que finalmente terminé por inventarle una historia. Así nació La última ceniza. Como un cuento, como unos fragmentos que siempre quisieron ser otra cosa.
«Alfonsina y Conrado viven en el mismo edificio en el barrio Lastarria, pero aún no se conocen. La obsesión, la soledad, el maltrato y una verdad familiar oculta, marcan el devenir de los personajes. Sumidos en un torbellino de malas elecciones amorosas, deberán tomar difíciles decisiones vitales que sellarán su trayectoria».
Sinopsis de La Última Ceniza.
4. ¿A qué alude el título de tu novela?
La última ceniza es una metáfora, una idea para describir el estado del alma en que viven los personajes de mi novela. Un poco rotos, un poco partidos por dentro. Tiene que ver con la fugacidad de las cosas, el tiempo y los laberintos. Mis personajes se van apagando, de una u otra forma, como si lo que quedara de ellos, antes del final, fuera precisamente una última ceniza.
5. Tu novela tiene una estructura polifónica, ¿qué te llevó a apostar por ese tipo de estructura?
6. En “La última ceniza” se percibe una visión feminista del mundo y se trata el tema de la violencia de género. ¿Qué te llevó a incluir estos tópicos en ella?
Creo que es una novela feminista en la complejidad que tienen las mujeres que pueblan la historia. A mí me interesa desarrollar una perspectiva de mujeres fuertes, independiente de los dolores que puedan o no tener, pero profundizar en ellas, en lo que les pasa. Me interesa la mujer de hoy, la del siglo XXI. Me interesan las mujeres libres, lo que arrastran con esa libertad. Me interesa la carne que hay adentro de cada una. El tema de la violencia de género es un tema que me preocupa y por eso lo desarrollé ampliamente en la novela. Me asusta vivir en una sociedad donde desconocemos totalmente las heridas del otro, incluso de aquellos que están más cerca y que no nos imaginamos los infiernos que pueden vivir. Es un tópico difícil, precisamente, porque a veces ni siquiera nos conocemos bien a nosotros, qué hay adentro de uno, qué nos duele, qué callamos. Vivimos en una sociedad de silencios, de imágenes, de tiempos sin tiempos.
7. Tus personajes tienen miedos inexplicables y traumas profundos que se describen como parte de su cotidianidad. ¿Siempre quisiste que los ámbitos psicológicos tuvieran un papel predominante en tu narración?
Totalmente. Mis personajes son seres quebrados, marcados por una infancia que los hace ser o actuar de una manera específica. El pasado es fundamental para entender por qué ellos son lo que vemos, lo que sentimos. Me interesa la psicología, me interesa la memoria, me interesa entender qué pasa por la cabeza de ellos, por sus emociones. La patria es la infancia, escribía el poeta Rilke. Así también lo veo yo.