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La fama es lo que le ocurrió a Briggiette Quiñónez alias Mafia Chumi. Sí, ahora sabes cómo se llama ‘La mafiosa del Trinipuerto’, la del ‘diri diri’, y la que inmortalizó la frase: ¡Esa e’ lo muchacho! Ajá, ella es.
Y es que la fama, propia y ajena, es como un vicio. Es adictiva como el poder, el cigarrillo o el sexo. La cuestión es que estos dos últimos están al alcance de la mano, pero el poder, como diría algún guía motivacional, lo encuentras y ejerces dentro de ti mismo. La fama necesariamente depende de cómo te perciben otras personas y no solo unas cuantas, sino muchas que se tomaron el tiempo de juzgarte por algo que hiciste.
En caso de que no vivas en Ecuador, donde causó furor el taxista de los tres garrotazos, el ahooooraaaa o el amor comprensión y ternura… es probable que en tu país también se haya hecho popular alguien como el señor del FuaAAAAA!!, quizá el chico #PieceOfBurguer y muchos más. Sabes a lo que me refiero: ese personaje que te tentaba a hacer clic en el video.
Matt Groenig de Los Simpson sabía muy bien de qué hablamos cuando dirigió el episodio del niño Yo No Fui (la vez en que Bart Simpson es prisionero de su frase). ¿Será que esto también le pasó a la Mafia Chumi?
En dicho episodio luego de hacer un desastre en el estudio del payaso Krusty, dice una frase que hace reír a todo el público, haciéndose tan popular que toda la ciudad le pide que diga su frase. «Haz lo tuyo, Bart«, le dicen. En algún momento la gente pierde el interés y echan a Bart al olvido mediático.
Efímera o eterna. Bendición o maleficio, la fama en estos tiempos se fabrica a través de videos virales
En estos días también trascendió una entrevista al reconocido semiólogo y escritor italiano Umberto Eco, quien describe estos fenómenos, como el de la Mafia Chumi, de forma bastante agresiva: “la televisión había aprobado al tonto del pueblo, ante el cual el espectador se sentía superior, por su parte el drama de Internet es que ha aprobado al tonto del pueblo como el portador de la verdad”.
Cabe señalar que Eco nunca ha sido muy adepto a los mass media ni la dinámica del internet. El caso es que esos videos y sus repercusiones están allí listos para nuestro consumo.
Esta semana ya no se habla tanto de la Mafia Chumi, luego pasará al olvido, pues habrá otros temas para hacer escarnio público como la Selección de Fútbol de Ecuador y las manifestaciones contra el gobierno. Y así mismo nuevos personajes cuyas expresiones bufonescas los harán «exitosos». Pero la semana pasada parecía muy importante juzgar si era correcto el aparente nuevo cargo de la Mafia Chumi, o Briggiette, como reportera de un programa de chismes, famoso por su calidad de escandaloso. Cabe entonces la pregunta: ¿Volverá ese debate sobre la calidad de la televisión del país o se esperará hasta que hagamos famoso a otro personaje?
Aquí cabe resaltar que en la sociedad hay un arquetipo muy importante que es el del bufón, el único que tiene permiso de burlarse del rey y del poder (entiéndase el rey como el poder y la sociedad). Muchas veces es fácil identificarse con el bufón porque con sus exageraciones se atreve a hacer los que otros quisieran. En el caso de la Mafia Chumi… sincérese y vea en qué se refleja usted. Deje de juzgar por un momento y medite en otros casos: ¿acaso no todos queremos amor, comprensión y ternura?, ¿acaso no queremos perder el miedo al ridículo… el miedo al público?
¿Quién es el público?
Hasta ahora el público parece que somos todos y no es nadie. Que solo hay un público y no muchos públicos. Que esto funciona como palabra abstracta para llevar gente a la Asamblea Nacional (ellos representan a su público, los votantes) o somos números de rating o la lista de productos más vendidos en los mercados, que somos quienes ponemos likes a los post (¿luego de leerlos?).
Si el público solo se comporta como un target al que se quiere llegar, se condena a ser mero espectador. Y educarse como público no es hacer drama de lo que parece escandaloso o eco de lo que todos están hablando, sino ser el protagonista de lo que lee. Se trata de que aquello a lo que haces click en verdad haga click en tus sentidos y te convierta en consciente de que consumes.
Esa e’lo muchacho. Básicamente, ser un público con autenticidad es la actitud viral que contagiará a una producción de mejores contenidos.