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Cada vez que inicia un nuevo ciclo, el optimismo nos invade y las resoluciones del año nuevo son una larga lista que nos emociona. Sin embargo para San Valentín dejaste de cumplir con las metas personales que te trazaste, al igual que el año pasado y el anterior y así sucesivamente. ¿Pero qué pasa si este año podría ser diferente?
Hay una ciencia para el establecimiento de metas. Kelly McGonigal, una psicóloga de la Universidad de Stanford, explica cómo cumplir con las metas en la vida, científicamente hablando. A continuación, ella comparte cuatro consejos respaldados por la investigación que te ayudarán a diseñar y llevar a cabo tus sueños de manera exitosa.
1.- Elija un objetivo que importe y no sólo una victoria fácil
Nuestros cerebros están diseñados para amar recompensas, así que a menudo establecemos metas simples que hacen que sea fácil marcarlas con un visto. ¿Fuiste al gimnasio hoy? Listo. ¿Escribiste en tu diario? Listo. «Se siente muy bien establecer un objetivo», dice McGonigal. «La gente a menudo los establecen por la dosis de optimismo que reciben cuando se comprometen a hacer un cambio». Pero si de eso es todo lo que se tratan las resoluciones de nuestro Año Nuevo, no es de extrañar que terminen abandonadas tan rápidamente.
Una meta significativa -una que realmente te inspira a cambiar- requiere ir más profundo. «Date permiso y tiempo para pensar en qué es lo que quieres experimentar en tu vida o lo que te impide hacerlo», dice McGonigal. Piensa en las metas por cumplir y luego pregúntate -tres veces seguidas-por qué las quieres cumplir. Por ejemplo, si quieres dejar de fumar, pregúntate ¿Por qué quiero dejar de fumar? Entonces, si quieres dejar de fumar para tener una buena salud, pregúntate ¿Por qué quiero una buena salud? Si su respuesta es para estar vivo el tiempo suficiente conocer a mis nietos, pregunte ¿Por qué quieres conocer a tus nietos? «Llegas a algo que simplemente se siente tan obviamente importante para ti», dice McGonigal. Realmente te deriva al por qué esa meta importa, y esa motivación puede darte fuerzas a medida que trabajas hacia tu propósito.
Date permiso y tiempo para pensar en qué es lo que quieres experimentar en tu vida
2.- Centrarse en el proceso, no el resultado
Cuando nos trazamos metas en la vida, es fácil tener una fijación con ese mágico final y creer que todo será mejor. Pero no podemos controlar los resultados, tenemos que ir poco a poco hacia ellos, una decisión a la vez.
«La gente a menudo se pierde pensando que tiene que cambiar todo a la vez, pero los pequeños cambios pueden allanar el camino para cambios más grandes», dice McGonigal. Pregúntate a ti mismo, ¿cuál es la cosa más pequeña que puedo hacer hoy que me ayuda a alcanzar mi meta? Por ejemplo, si eres tímido y quieres ser más sociable, podrías aceptar la invitación de alguien para el almuerzo o saludar a alguien que te sueles encontrar en el pasillo. A partir de ahí, sólo tienes que seguir las migas de pan: una pequeña decisión tras otra.
¿Cuál es la cosa más pequeña que puedo hacer hoy que me ayuda a alcanzar mi meta?
«Se pueden hacer muy, muy pequeños cambios que sean consistentes con sus grandes objetivos sin tener que entender cómo vas a llegar al final del juego,» dice McGonigal. Si al tomar decisiones diarias que son coherentes con tus sueños una y otra vez, es muy probable que llegues a la meta; a pesar de que puede que no parezca nada de lo que esperabas.
3.- Describe tus metas positivamente
Cómo describes tu sueño hace una gran diferencia. Enfocándote en lo que quieres lograr en tu vida – y no lo que quieres evitar- te permitirá ser más proclive a realmente cumplir las metas en la vida. «Eso es, básicamente, sólo la química del cerebro», dice McGonigal. «Cualquier tipo de evasión va a desencadenar los sistemas de inhibición, mientras que las metas positivas van a desencadenar enfoque y premiar la motivación».
Piensa en lo que quieres fomentar en ti mismo o lo que quieres hacer con más frecuencia. Ese positivismo puede ayudar a motivarte cuando te encuentras resbalando. «Decir ‘Ya no quiero ser gordo’ no te da ninguna motivación positiva a la cual recurrir cuando acabes de comer la segunda caja de donas», dice McGonigal. Se amable contigo mismo. Funciona.
Cómo describes tu sueño hace una gran diferencia
4.- Prepárate para el fracaso (en el buen sentido)
Los momentos de fracaso son inevitables, pero la mayoría de nosotros abandona la meta por completo cuando las fallas menores y contratiempos se empiezan a acumular. Nos damos por vencidos de mantenernos sanos cuando perdemos un día de gimnasio, o nos olvidamos de perder de peso después de una noche de hamburguesas y helados. «En ese momento cuando fallas, a menudo el primer instinto es empujar el objetivo fuera de casa», dice McGonigal. «Es muy incómodo estar en ese lugar de la duda o la autocrítica y la culpa».
Tu tarea no es evitar los fracasos, pero tener un plan para ellos. Pregúntate a ti mismo, ¿De qué manera podría fracasar? Por ejemplo, si es probable que elijas comida chatarra cuando tienes hambre, lleva un refrigerio ligero que puede sacarte del apuro. Los psicólogos llaman a esto un plan de contingencia, o «si esto sucede, entonces haré aquello» Es un plan mental de cómo reaccionar en caso de tropiezos.
Tu tarea no es evitar los fracasos, pero tener un plan para ellos.
Cuando los desvíos y cortes de ruta aparecen, recuerda por qué tu meta es importante para ti. Esos simples recordatorios pueden ser la boya salvavidas de tus metas en la vida y te ayudarán a ir en la dirección correcta. Quién sabe… tal vez tus sueños logren sobrevivir hasta después del Día de San Valentín este año.
PUBLICACIÓN ORGINAL DE TED | TRADUCCIÓN POSITIVA