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Hablar de diosas y más deidades parecería que es terreno de milagros, oraciones y leyendas. Sin embargo en Nepal puedes conocer a una diosa en carne y hueso. Esto puede sonar sacrílego para muchos pero en Nepal existen diosas, a cada una de ellas se las conoce como kumari (niña virgen). Una tradición espiritual de siglos ha hecho que tanto hindúes y budistas del Katmandú las adoren, pues la creen poseídas por la diosa hindú Taleju. Es una tradición que habría comenzado alrededor del siglo XII.
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Eso sí, hay algunos requisitos para ser kumari, por ejemplo la perfección y la pureza del alma y del corazón. Ellas son seleccionadas a edad muy temprana. No pueden asistir a la escuela, su círculo de comunicación es selecto y no pueden caminar por el suelo fuera del templo de adoración donde viven. También están entrenadas para dar la bendición a miles de visitantes durante los festivales. Allí permanecen quietas por largas horas. Para ser elegidas a veces tienen que pasar pruebas de valentía, como por ejemplo velar cabezas de ganado muerto por una noche.
Entre los 32 lachhins -atributos físicos y psicológicos que, como Buda, deben poseer- está tener rasgos animales, como piernas de ciervo o voz clara como la de un pato. >También es importante una dentadura y salud impecable. El cabello debe ser oscuros, al igual que sus ojos.
Pero su reinado es bastante breve, pues la llegada de su primera menstruación detiene el ciclo de deidad de cada kumari. Según la gente, aquel momento es cuando diosa Taleju deja su cuerpo y empieza la búsqueda de otra niña virgen. Y entonces quien fue diosa se convierte en una adolescente, que debe aprender a hacer amigos, luego de haber estado aislada de la gente por años. Ahora conocerá la escuela y por primera vez andará por las calles.
Cabe destacar que en el 2008, la Corte Suprema de Nepal investigó las condiciones de vida de las kumaris, y un tribunal dictaminó que las jóvenes debían tener más libertades, así como accesos a la educación. No obstante, nada ha cambiado y hay muchos nepalíes que consideran que es un privilegio y una vida mucho mejor que andar por las calles teniendo una niñez «real» y rodeada de peligros.
Fuente: BBC