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Mantener una buena relación entre jefe-empleado es esencial en todo ambiente laboral, pues ayuda a mantener armonía en el lugar de trabajo y, sobre todo, ayuda a evitar cualquier tipo de malentendidos, provocando así incomodas situaciones en el futuro.
La comunicación es fundamental para poder saber llevar este tipo de relaciones, y es que muchas veces, con el estrés que se vive en una oficina, solemos decir las cosas de una manera que no es la correcta.
Saber decir las cosas, o en este caso, dar órdenes o asignar responsabilidades, sea en el papel de jefe o empleado es vital en cualquier aspecto de nuestra vida, en especial de la laboral.
De esto depende que la persona entienda y pueda mejorar una conducta. También, que no lo entienda y se enfade, aunque no tenga razón. Pero, más allá de eso, esto puede repercutir significativamente en el rendimiento de la persona, debido a que, si existe alguna molestia o incomodidad, ésta hará las cosas de mala manera.
Mientras que, cuando los requerimientos se hacen de la manera más educada posible, los resultados serán totalmente favorables.
MALOS RATOS QUE SE PUEDEN EVITAR
Seas jefe o seas empleado, saber decir las cosas adecuadamente te salvará de muchos problemas y malentendidos.
De hecho, practicando una serie de tips que en este artículo te mostraremos, puedes mejorar la eficiencia de la comunicación notablemente y así mantener un ambiente laboral lleno de armonía y con buen ánimo.
TIPS PARA MEJORAR LA RELACIÓN LABORAL ENTRE JEFE Y EMPLEADO
Busca el lugar correcto:
A nadie le gusta ser amonestado públicamente, es por ello que, cuando exista alguna razón para hablar con una persona de la oficina para hacerle saber algo necesario, sea o no sea regaño, se debe buscar el lugar apropiado para tener esta conversación, por ejemplo, una oficina donde solo estén las personas involucradas.
Este tipo de conversaciones se deben llevar a cabo en privado, no delante de compañeros y mucho menos clientes, ya que esto fractura notablemente la relación entre el grupo laboral, seas jefe o empleado. Además, de hacerlo sentir humillado.
No solo se debe destacar lo negativo:
Cuando se vaya hablar sobre los avances o resultados de un trabajo en específico, no se debe comenzar con los aspectos negativos, es decir, lo ideal es empezar dirigiéndote hacia la persona haciéndole saber la gratitud que tienes por su esfuerzo y por lo que se ha logrado, y luego, de manera amable, comenzar a comunicarle los puntos que quisieras mejoras o cambiar.
Hacer mención de las cosas puntuales:
Lo ideal es que, si deseas cambiar algo puntual de una persona de tu trabajo, es que busques conversarlo y hacerle saber exactamente qué te está molestando, para que así, esa persona tenga la oportunidad de mejorarlo.
Por ejemplo, no caer en las indirectas, haciendo a los demás sentir que están fallando en cosas en las que no tienen nada que ver.
Lo correcto es buscar a la persona que se encuentra cometiendo la “falla”, sentarse en privado, decirle que está haciendo “esto” mal, y que necesitas que por favor lo mejore.
Ser atentos con los integrantes del grupo laboral:
Muchas veces caemos en el error de juzgar sin saber qué le sucede a nuestro compañero. Caemos en el error de decir que hoy llegó amargado, o que todo le está saliendo mal, entre otras cosas.
Pero, seamos honestos, ¿nos tomamos el tiempo de preguntarle si se siente bien? O ¿si tiene algún problema?
Antes de criticar el rendimiento de una persona que forma parte de nuestro equipo laboral, tomemos el tiempo de acercárnosle y hacerle saber que nos importa, y allí, preguntarle si todo va bien. Quizá y aunque no lo creas, puedes marcar la diferencia en su día y entender mejor lo que está pasando.
La solución:
Cuando ya se haya aclarado sea cual haya sido el inconveniente, es cuando se debe proceder a pedir el cambio de conducta. Pero recuerda, siempre de buena manera, de forma amable y educada.
Sin embargo, también se debe exigir el compromiso y lograr que la persona se comprometa con ello, ver que le importe y que de verdad está interesado en mejorar.
Si es que llegara el caso de existir razones de sobre peso para esto, tratar de buscar más opciones, por ejemplo, otorgar unos días de permiso para que la persona pueda solucionar sea lo que sea que le esté afectando en su rendimiento de la oficina.
Concluir la reunión:
Una vez que todo haya sido conversado y por ende, aclarado, se debe dar fin a la reunión mostrando total disposición para cualquier otra cosa adicional que se pueda necesitar.
Luego, se le agradece por su tiempo y buen ánimo para solventar la situación.