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En 1995, la bailarina y fisioterapeuta Fernanda Bianchini decidió iniciar el proyecto que hasta ahora lleva una trayectoria impecable en Brasil: la Asociación de Ballet y Artes para Ciegos. Son más de dos décadas al servicio de las personas con discapacidad visual. Bianchini fundó una escuela gratuita para estos niños y niñas con el objetivo de que mejoraran su sentido espacial y autoestima. Con el tiempo, la escuela creció y ahora llegan niños y jóvenes con discapacidades auditivas y del habla. Sao Paulo goza de un lugar en el que se respira arte y se demuestra que no hay ninguna barrera.
Esta asociación sería única en su especie y por esa razón ha llamado la atención de cineastas que han documentado todo en el filme Looking at the stars, que será presentado el próximo 4 de junio en el Los Angeles Film Festival.
Acerca del proceso de enseñanza, Fernanda Bianchini comenta:
Tuve que aprender los movimientos de sus ensayos para no estorbar cuando bailaban. Hubo instantes en los cuales sentí que podía lastimarlas cuando daban un salto. Realmente lo que más me impactó fue ver cómo se ayudaban entre ellas. Vi, por ejemplo, a una sordomuda y una invidente tomadas de la mano ayudándose mutuamente. Fue un momento fantástico y bello y de una simpleza extraordinaria.
Cada profesor acompaña a su alumno y lo guía en los movimientos que debe realizar, la capacidad de aprendizaje es impresionante por lo que el grupo suele preparar varias presentaciones. Actualmente, incluso no solo se enseña ballet sino también otros tipos de baile de salón, y es que el objetivo sigue siendo el mismo: romper barreras y prejuicios sobre las personas con discapacidad.
Sin duda, el ballet en Brasil tiene un grupo que cualquier lugar del mundo envidia. Personas con distintas discapacidades demostrando con coraje y empeño que sus sueños de estar sobre un escenario danzando, pueden hacerse posibles. Y, su fundadora y amiga está junto a ellos apoyándolos en su camino:
Soy muy exigente, tanto en las clases como en las presentaciones. Exijo técnica y garra. Quiero que les aplaudan por bailar con calidad y no por el hecho de ser ‘pobrecitas’ bailarinas ciegas. Muchas veces prefiero que no anuncien que son deficientes visuales, para que su trabajo se mire sin ese prejuicio.