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Al igual que sucede en el libro de C.S. Lewis, un ropero puede convertirse en una entrada para habitar un mundo de fantasía y aventuras. Los niños usan los disfraces para jugar, se viste de un personaje e imagina una historia que desarrolla en ese momento. No importa si se disfrazó de mamá, de pirata, hada, enfermera o superhéroe…Todos sus juegos les ayudan a desarrollar su imaginación y creatividad.
En la primera infancia, hasta más o menos los 6 años de edad, en el niño tendrá mucha importancia su imaginación, sus juegos con compañeros invisibles, la creación de personajes y situaciones.La fantasía es natural y saludable para el equilibrio emocional del pequeño. Al contrario de lo que suele creerse a través de los disfraces para niños, los menores revelan parte de su mundo interno.
El uso de esta vestimenta especial puede facilitarles la tarea de expresar sus sentimientos, de entender el mundo adulto, enfatizar su empatía con otros. Usar un disfraz puede hacer que el niño se sienta más libre para explorar y hacer cosas que de otra manera le darían miedo.
No a todos los niños les gustan los disfraces.Algunos pueden asustarles, como los de monstruos o los que les tapan la cara. Por ello, si a un niño le da miedo un disfraz, no hay que obligarle a llevarlo. Su fantasía puede intensificar sus temores. Lo mejor es que él elija el traje que más le guste.