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Hay dos situaciones recurrentes para las personas contemporáneas que gustan del arte:
1. Constantemente nos vemos bombardeados de mensajes de superación personal que nos obligan a cambiar la cara triste para ponernos la careta de la felicidad. La melancolía es unos de esos enemigos que nos enseñan a odiar y a huir, porque son malos para todo aspecto de nuestra vida.
2. Quienes gustan de la creación en el arte buscan responder la insistente pregunta de dónde viene la inspiración artística. La cual es muy difícil encontrar en un ambiente de constante caos y ruido.
¿Cómo se unen estas dos cosas?
Dado que nos enseñan que debemos temerle a la tristeza, este positivismo extremo frente a la vida podría estarnos robando valiosas obras de arte. Es común encontrar estudios e investigadores que afirman el valor de la tristeza como fuente de creatividad. Por supuesto, esto NO significa que debemos buscar crear los momentos de melancolía, más bien, debemos permitir que estos lleguen cuando tengan que pasar y aprovecharlos al máximo.
«La melancolía hace ir más despacio, enfría el ardor y pone en perspectiva los pensamientos, las observaciones y los sentimientos generados en otros momentos de mayor entusiasmo», decía el escritor ruso León Tolstoi.
Aprender a diferenciar entre tristeza y depresión
Es primordial saber cuál es la diferencia entre depresión y tristeza o melancolía, para poder entender de lo que hablamos. La depresión es un estado paralizante que no permite al individuo manifestarse de ninguna forma, además es constante y solo conlleva pensamientos negativos y, en algunas ocasiones, suicidas. En cambio, la tristeza o melancolía es un estado doloroso causado por un suceso en especial que nos lleva a una profunda reflexión. De alguna forma funciona como un síntoma que catapulta nuevas formas de ver las cosas.
Antonio Esquivias es un experto en educación emocional que dice: «Del siglo XX se decía que era el siglo de la depresión. Quizás desde entonces confundimos la tristeza con la depresión, y eso se ha incorporado a la cultura popular. Hoy se ve a alguien triste y no se le deja estar triste». ¿Te ha pasado? Es verdad, pocas veces se permite a las personas estar triste, negando así los beneficios de este estado emocional.
Huir de la melancolía no nos permite dejarnos recargar de la energía que necesitamos para realizar una acción inmediata. Los mensajes positivistas lo único que hacen es llenarnos de falsas esperanzas que no colaboran con nuestro lado creativo (sin importar que te consideres o no un artista).
«La tristeza nos empuja a mirarnos hacia nosotros mismos, a buscar alternativas y a reestructurar nuestro mundo emocional. Los poetas tienen en la tristeza una fuente de inspiración porque en ella todo cambia. Pero si mi vida está satisfecha no necesito el cambio, sino la reafirmación», razona Esquivias.
¿Qué hay detrás de toda gran obra maestra?
Esto jamás lo duden, detrás de toda, TODA, obra artística se encuentra una sagaz mirada hacia la humanidad y el lugar donde habita. El artista siempre dependerá de su capacidad de detallar lo que observa, lo cual sin duda siempre tendrá momentos tristes. Por esa razón, no debemos permitir que la melancolía se extinga y el catedrático Eric G. Wilson, de la Universidad de Wake Forest (EEUU), lo reafirma en su libro: Contra la felicidad: en defensa de la melancolía.
El objetivo es poder asumir los momentos melancólicos que todos solemos tener y así poder utilizarlos provechosamente en la creación artística. No se trata de sumirse en un estado depresivo, sino de afrontar las tristezas de la vida para así seguir creando como seres humanos, y por lo tanto, permitiendo que la sociedad evolucione.
Después de responder de dónde viene la inspiración artística, querrás saber si:
« ¿Hay una respuesta correcta a la pregunta qué es arte? »
Fuente: YOROKOBU