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Cuando tenía 7 años quería ser amiga de S.P, pero no sabía si teníamos gustos en común. Para averiguarlo comencé a seguirla durante los recreos. Me llevó un montón de idas y vueltas saber que también le gustaba Snoopy y así sentirme segura de iniciar una conversación. Por eso, creo que la era de la información tiene sus ventajas. Hoy puedes saber mucho de una persona con solo entrar a su perfil en redes sociales.
Si te preguntas, cómo saber si eres un stalker aquí te contamos de algunas señales de alarma que deberías identificar:
1. De camino a tu perfil pasas por…
Cuando alguien te gusta o quieres ser su amigo pasas más tiempo en su perfil que en el tuyo. Estás pendiente de si sube fotos, estados informativos y qué cosas que publican los demás le agradan. Con esa información planeas tus nuevas intervenciones. ¿Le gustan los perritos? Entonces, ¡tus redes los tienen! Una foto, un chiste, una selfie con uno, te uniste a los mismos grupos de dog lovers y a otros más para “despistar”. Puede que incluso tengas cuentas falsas con las que buscas que te agregue.
2. Has memorizado sus datos
Nunca se sabe cuándo el número de cédula, nombre completo, dirección, teléfonos, perfiles de redes sociales, historial académico, tipo de sangre, alergias, lugares que frecuenta y sitios donde ha trabajado te serán útiles. ¿Qué pasa si tiene un accidente y eres el único que le puede reconocer? Cabe decir que solo, por si acaso, también sabes todo sobre sus exparejas, círculo de amigos y familiares cercanos -y no tan cercanos, por si acaso-.
3. Tienes los lugares que frecuenta marcados en Google Maps
Has creado alarmas sobre todos los lugares que suele frecuentar en Google, porque si su restaurante favorito tiene una promoción de “todo lo que puedas comer” seguro irá y podrán verse. Además, así sabes qué rutas son las más probables que tome al ir a casa y así te “inspiras” para hacer tus planes de fin de semana. Obviamente, sabes lo que suele ordenar en cada lugar, porque te gusta “estar informado”.
4. Su estado en WhatsApp es un must
Debes saber si está “en línea”. Llevas un registro de las horas a las que se conecta y a qué horas no, porque así sabes más de él/ella. Cuando descifres sus horarios de comida y descanso, te conectarás a las horas en las que sabes que va a estar y es más probable que te hable.
5. Has descargado sus fotos
Las fotos son de Facebook, Twitter e incluso capturas de Snapchat (que obvio haces con un perfil falso, DUH!). Claro también están esas que ocultó de su perfil o borró, pero que estaban en los muros de sus amigos y familiares. Todo está en una carpeta oculta y con clave dentro de un disco duro externo especial.
6. Presentas síntomas de abstinencia
Tu vida sucede en línea y te pones de mal humor cuando pierdes la conexión a internet porque te estás perdiendo lo que pudo escribir y decir en estos 15 minutos -del infierno- que llevas sin ver su perfil y haces TODO por re-establecerla. Cuando por fin puedes tener acceso otra vez, lo primero que haces es meterte a su perfil en todas las redes para ver qué te perdiste. ¡No puedes dejar de hacerlo!
7. Lo buscas en Google
Sabes cuáles son los resultados de las cinco primeras páginas -quizás seis- de Google para su nombre completo (web e imágenes), pero también en Bing y Yahoo. Y claro, también sabes que abrió un perfil en una nueva red o descubriste que aún no cerró su Hi5 o Myspace… ¡Y lo agregaste! Porque debes seguirlo en TODAS sus redes sociales.
8. Te enojan los cambios
No es el diseño, son las nuevas cláusulas de privacidad y nuevos medios de ocultar los perfiles en redes sociales. El mundo era un lugar mejor cuando todos teníamos Twitter y Facebook públicos ¿verdad?
Si dijiste que sí a alguna de estas señales de alarma, bienvenido. Ya le puedes decir a tus amigos ¡Hola! Soy tu stalker. Tus habilidades para espiar a otros pueden resultar útiles. Si eres capaz de encontrar a cualquier persona en la red como haría un detective privado o el mismo Sherlock Holmes podrías empezar a vender tus servicios.