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¿Sabes que tus palabras o acciones pueden estar generando niños con baja autoestima? Si convives con niños, no importa que no seas su padre o madre, tú puedes ayudar a que ellos crezcan con confianza en sí mismo y que vayan explotando todo su potencial. Te daremos formas con las cuales estarás contribuyendo a una sociedad con personas fuertes y sensatas.
Cómo fomentar la autoestima infantil
1. Corrígelos, pero con paciencia
Es verdad, muchas veces hay que tener paciencia o soportar malacrianzas, pero debes pensar que los niños se comportan según aprenden del ejemplo que ven, principalmente en casa. Si tú piensas que las cosas se resuelven a gritos, puede que el niño también piense que es buena idea. Rompe ese círculo vicioso, la paciencia puede obrar maravillas. Y si son padres primerizos, hazle comprender que están en este aprendizaje juntos.
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2. Si te pide atención, dedícasela
Un niño entiende que debe comunicarse para conseguir lo que desea, por lo tanto tratará de llamar la atención y aprenderá a ser sociable y también aprenderá cuándo está interrumpiendo y cuándo es el momento oportuno para hablar, jugar, hacer gracias y así crecerá más espontáneo y seguro de sus acciones.
Eso es lo ideal, pero por eso sus padres deben destinarle tiempo. Si estamos paseando con ellos no podemos estar viendo el teléfono a cada momento. No es nuestra mascota, es una persona que está creciendo y ávido de conocer el mundo que lo rodea. Y acudirá a nosotros para que se lo mostremos.
Y si no le damos importancia puede suceder dos cosas: crecerá cohibido o con resentimientos guardados; o tratará de llamar nuestra atención de formas que pueden terminar en berrinches.
3. No es tonto, ni mudo, ni quedado
Etiquetarlo con adjetivos que lo humillen constantemente, hará que el niño piense que efectivamente así es su forma de ser y que nadie debería esperar nada más de él. Si algo hace mal, díselo de forma franca, severa de ser necesario, pero nunca tratando de humillarlo o surmegirlo en culpas. Si le falta habilidad para jugar o hacer alguna tarea, no le digas ‘eres torpe’ o ‘es que este es bruto’, involúcrate en su aprendizaje: ‘Tenemos que trabajar en (la tarea que realice mal)’.
Y tampoco te vayas al otro extremo, si lo etiquetas como “bueno” o “inteligente” y vives jactándote de lo listo que es tu hijo (nieto, hermano, sobrino), puede pensar que siempre tiene que ser así y muchas veces evitará tomar riesgos para no equivocarse. También podría adoptar una zona de confort (y no estudiar lo suficiente porque es «inteligente»).
4. Sin comparaciones
Seguimos con lo anterior. Cada quien tiene sus destrezas y también cosas que se les dificulte hacer. Un niño no tiene la obligación de ser como los otros, ni siquiera como sus hermanos, aunque se estén criando juntos.
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5. Dales cosas por hacer
Los niños suelen ser muy activos, si no lo son físicamente, quizá sea introvertido pero seguramente tendrá mucha actividad mental. No permitas que se aburra: enséñales juegos y también a tener responsabilidades (acordes a su edad, como doblar la ropa, recoger los platos, etc.) y deja que tomen decisiones en sus hábitos diarios (escoger su ropa).
7. Pon límites o refuérzalos
Si eres el padre o la madre, el niño debe saber que eres su guía. Por tanto debes marcarle las reglas de forma clara y firme, por ejemplo: Si no recoges tus zapatos no iremos a la heladería. Quizá el niño intente negociarlo, y hacer que rompas tu propia regla. pero si esta es razonable no la rompas.
Recuerda que tú eres el adulto, así que no pongas reglas caprichosas ni manipuladoras. En caso de que seas un familiar del niño, debes saber las reglas que le han puesto sus padres. No los desautorices y en caso de que algo no te parezca bien, sé valiente y habla con ellos.
8. Valora su esfuerzo, pero no exageres tus halagos
Es muy importante para la autoestima de un niño que se valore su esfuerzo. Lo importante siempre es que un niño haya sido constante y se haya esforzado, más allá de que haya tenido resultados brillantes o no. Hazle saber qué es lo que te ha gustado. Por ejemplo: Has recogido muy bien tus zapatos (en lugar de decirle ¡eres ordenado!). Y mucho mejor si lo haces frente a otras personas.
9. Sus emociones cuentan
Si un niño llora, es probable que algo le haya hecho daño. Muchas personas han crecido con la idea de que el dolor es algo que debe evitarse a toda costa y peor aun demostrarlo. Llorar no es sinónimo de ser débil, es sinónimo de sentir algo de manera más fuerte que otras cosas. No los sometas a escenas violentas o historias escandalosas. Muestra el mundo de forma amable, para que ellos sepan apreciarlo y también captar sus peligros. Lo cual nos lleva al último punto:
10. ¡Basta de sobre proteger a los niños!
Si eres de los que se enoja (o aterra) si un niño se cae, y peor aun, nunca lo sueltas, estás fomentando niños con baja autoestima. Los niños que se caen a jaulas de gorilas son casos aislados. Tampoco sirve amenazar con darle un ‘chancletazo si se golpea por atarantado’, lo único que haces es estresarlo y causarle miedos. Lamentamos que hayas sido criado así y que te jactes de eso, pero así como ya no hablas por teléfono de disco, sino por skype o móvil, igualmente el mundo está intentando pasar de golpear a los niños por cualquier tontería. Tampoco se vale tratarlos como si fueran de seda y algodón.
Si quieres que sepan defenderse y soportar los golpes de la vida, entonces mejor mételos a un curso de defensa personal, de deportes o música; no los hagas vivir en un mundo burbuja y enséñales a ser solidario con personas que la pasan mal.
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