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El amor… solo la mención de esa palabra puede provocarnos distintas reacciones corporales: suspirar, un quebranto al corazón, un frescor entre las rodillas, una sonrisa idiota. Qué tal una patada al estómago o una mueca de hastío por escuchar de nuevo sobre el tema. Es que el amor es algo que está allí en un lugar cercano, pero a la vez muchas veces está enjaulado entre conceptos que lo limitan.
Esto es cultural, por eso el blog Book of Life, realizó un artículo sobre cómo las características del romanticismo han arruinado el amor. Entre todos los conceptos que se le ha dado al amor, es esta corriente la que deja más víctimas emocionales, por la simple razón de que requiere que las personas adopten poses y tengan grandes expectativas sobre sus relaciones sentimentales. No es que el amor no las valga, sino que amar a alguien no es una tarea sencilla (¿acaso un piloto vuela un avión sin preparación?) y el romanticismo lo pinta como si el mero hecho de colocar los sentimientos delante de cualquier razón es una efectiva demostración de amor.
¿De amor ya no se vive?
Quizá vimos muchas películas que una y otra vez hacen triunfar al amor eterno sin rajaduras sobre cualquier circunstancia. Desde la segunta mitad del siglo XVIII poetas, artistas y filósofos diseñaron una ideología donde se eleva la idea de abnegación, la entrega total y el desprecio a la frialdad de las razones.
De allí que el romanticismo sea muy optimista sobre el matrimonio. Esta unión era antes una meta a conseguir para dotar de estabilidad financiera, política o social a una familia; pero se convirtió en una búsqueda de un alma gemela con la cual todo lo material o intelectual era innecesario si había amor.
El romanticismo también transformó al sexo en la expresión suprema del amor y al convertirlo en algo tan sagrado, lo empareja con el matrimonio; de allí que la idea de cometer adulterio sea considerada una catástrofe. Así, las características del romanticismo presuponen que si nos enamoramos de alguien, ese encantamiento debiera durar hasta la muerte del individuo y que la sola idea de la soledad es algo debiera asustar.
Mitos que las características del romanticismo alimentan:
- El verdadero amor cree que debe involucrar a su amado en todo y que debe aceptar todo lo relacionado a su pareja.
- La idea de cambiar es vista como un peligro.
La persona adecuada sería aquella que nos entienda sin que nosotros digamos nada, según nuestra cultura romántica.
- Nuestra pareja debe ser nuestra alma gemela, el mejor amigo, compañero de los padres, co-chofer, contador, gerente de la casa y guía espiritual.
- No deberíamos tener secretos
- Debemos formar una familia sin ninguna pérdida de intensidad sexual o emocional.
- ¡No, ni trabajo ni los logros personales deben interponerse en el camino!
Y lo peor es que nuestra cultura lo hace pasar como si fuese lo más sencillo. No es que los sentimientos no sean importantes, sino que el romanticismo los elevó hasta convertirlos en fantasías que luego se volvieron conceptos importantes que determinan la forma de gestionar una relación durante toda la vida.
Post románticos, ¿qué hacer ahora?
Para The Book of Life, tenemos que reconstruir una teoría post-romántica de las parejas, no debe implicar el cinismo basado en que uno ha abandonado la esperanza de que las relaciones funcionen bien. La actitud postromántica sí, lo quiere todo, pero tiene una visión muy muy diferente de cómo cumplir con las esperanzas. Necesitamos reemplazar la plantilla romántica con una visión madura psicológicamente de amor, que podríamos llamar clásica y que fomenta en nosotros una serie de actitudes desconocidas. Por ejemplo:
- Que es normal que el amor y el sexo no siempre vayan de la mano
- Que la discusión sobre el dinero que podrían compartir de llegar a unirse no es una traición del amor.
- Que nunca vamos a encontrar todo en otra persona, ni ellos en nosotros, y eso no es porque seamos defectuosos, sino porque somos humanos.
- Que la intuición puede no llevarnos a donde queremos ir.
- Que pasar dos horas discutiendo si las toallas de baño deben ser colgados o se pueden dejar en el suelo no es trivial ni poco serio. Con esto hablamos de tosas esas cosas prácticas que damos por sentadas y que simplemente ordenamos o aceptamos por nuestras relaciones de poder con la pareja.