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Si en algún momento sentiste un miedo paralizante, ahogo, dolor en el pecho, palpitaciones y tuviste la certeza de que te estabas muriendo, pero después de algunos minutos tu vida siguió con total normalidad, es posible que hayas atravesado un Ataque de Pánico.
Lo peor es que una vez que aparecen, es posible que se reiteren varias veces en el transcurso de tu vida, en ocasiones de manera diaria, lo que realmente se convertirá en un suplicio. Afortunadamente hay varias maneras efectivas de combatirlos. ¡Conócelas con Makía!
Un ataque de pánico es miedo al miedo. Algo así como una bola de nieve que en principio es muy pequeña e insignificante, pues inicia con un dolorcito en el pecho, incremento de palpitaciones o mareos, por poner algunos ejemplos. En ese momento, desde que le comenzamos a prestar atención a esa pequeña dolencia, el miedo se incrementa, aparecen otros síntomas y al ataque se desata.
El suplicio durará algunos minutos. Siempre en ataque que se está padeciendo es peor que el anterior, ¡SIEMPRE! Dando en nuestras cabezas a la muerte como un hecho, pues eso es lo que se siente: estar muriendo.
Caminar por la calle tranquilamente, viajar en bus, subir a un ascensor, estar en un tumulto de gente sin sentir ahogo, son pequeños sueños cotidianos de las personas que sufren Ataques de Pánico. Aparecen en cualquier momento y lugar, incluso si no hay nada que temer. ¿Desesperante no?
¿Qué son los Ataques de Pánico?
Es cuando el sistema nervioso activa señales de alarma en momentos inapropiados. Muchos que los padecen experimentan sensaciones físicas y emocionales idénticas a las que sentirían si sus vidas realmente estuvieran en peligro. Temor a sufrir un ataque al corazón, desmayarse o volverse locos, son recurrentes entre los afectados, quienes, muchas veces, también deben enfrentarse a la realidad de no tener un diagnóstico adecuado.
Cuatro o más de estos síntomas: Ataque de Pánico
- Palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardíaca
- Sudoración
- Temblor o sacudidas
- Sensación de dificultad para respirar o de asfixia
- Sensación de ahogo
- Dolor o molestias en el tórax
- Náuseas o malestar abdominal
- Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo
- Escalofríos o sensación de calor
- Parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueos)
- Sensación de irrealidad o despersonalización (separarse de uno mismo)
- Miedo a perder el control o de “volverse loco”
- Miedo a morir
¿Qué hago si sufro un Ataque de Pánico?
- Ve a un lugar tranquilo para encontrar consuelo temporal
Por lo general suceden en espacios públicos, cuando estás rodeado de gente. No trates de escabullirte sigilosamente, con eso solo conseguirás incrementar la sensación de miedo. Una buena excusa puede ser decir que te han dado ganas de ir al baño. De esa forma podrás apartarte a un lugar tranquilo.
- Regresa al momento concentrándote en algo que esté delante de ti
Debes distraer los pensamientos de preocupación por el pánico. Respira profundamente, desde el abdomen. Reconoce que estás teniendo un Ataque de Pánico y recuérdate a ti mismo que terminará en diez minutos o menos.
- Respira adecuadamente
Respira más lentamente y de manera menos superficial. Puedes intentar respirar con los labios fruncidos, como si tratara de apagar una vela. También puedes taparte la boca y una fosa nasal respirando simplemente por la que queda destapada. Haciendo esto conseguirás aumentar la cantidad de CO2 en tus pulmones.
Puedes respirar durante unos minutos colocando una bolsa de papel sobre tu boca y nariz. Con esta técnica conseguirás inspirar una parte del CO2 que ya hayas expirado, de manera que aumentará su cantidad en tu organismo. Actualmente algunos profesionales de la salud no lo recomiendan, ya que según su opinión, el incremento de CO2 que se produce es demasiado alto.
Actividades relajantes como escuchar música, recostarte en un lugar silencioso y tranquilo como puede ser tu dormitorio, son alternativas que también puedes implementar para sobreponerte al ataque.
- Ten un recordatorio de las técnicas útiles
- Hacer y pensar en otra cosa.
- Cambiar de tema de conversación.
- Ponerse a trabajar en algo.
- Realizar cualquier actividad que permita no darle importancia a los síntomas que está teniendo.
- En vez de hiperventilar, respirar más lentamente.
Comparte este post si sufres o conoces a alguien que padece Ataques de Pánico, será de mucha utilidad. ¡Cuéntanos tu experiencia!