Investigadores de Nueva Zelanda han restaurado la primera grabación de la música hecha por computadora. Las tres melodías simples fueron creada en 1951 una máquina gigante construida por Alan Turing. El científico británico fabricó el artefacto sonoro que abrió el camino varios aparatos que tenemos en la actualidad  como los sintetizadores.

Alan Turing y la música hecha por computadora

Alan Turing es recordado principalmente por ser el padre de la inteligencia artificial y haber hackeado Enigma, una máquina nazi durante la Segunda Guerra Mundial. También fue el cocreador de la tesis Church-Turing en la que reconoció la capacidad de las computadoras para realizar todo tipo de tareas, incluyendo la creación de música.

Turing fue la primera persona que grabó música hecha por computadora en el Computing Machine Laboratory de Manchester (Inglaterra). El dispositivo, que generó las melodías, ocupaba casi toda una planta y fue una invención de Turning. El proceso de grabación se dio con la ayuda de las emisoras de la BBC. Unas tres canciones quedaron almacenadas en un disco de acetato de 12 pulgadas. Éstas son «Dios salve al Rey», «Ovejas Baa Ba Negro», y «In the Mood».

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Recientemente, los investigadores de la Universidad de Canterbury en Nueva Zelanda examinaron la única copia conocida de esta música. Tras 65 años, el disco de acetato todavía contenía el audio, pero fue muy distorsionado.

«Las frecuencias de la grabación no eran exactas» -señalaron el profesor Jack Copeland y compositor Jason Long en un artículo de AFP-  «La grabación dio a lo sumo, una idea aproximada de cómo sonaba el equipo».

Los investigadores quitaron los ruidos extraños para poder restaurar las tres pistas a su forma original. También ajustaron la velocidad del sonido, lo que compensa la incesante «bamboleo», explicaron. Escúchala aquí.

Las melodías tienen un caracteístico sonido digital granulado. Algo muy alejado de los instrumentos analógicos convencionales de la época en la que fueron creadas la canciones. Las pistas deben haber sonado muy extrañas a Alan Turing y su colaborador Christopher Strachey, quien le ayudó con los arreglos.

Lo que probablemente no se dieron cuenta estos dos científicos fue que sus sencillas grabaciones marcarían el principio de la música digital y una era cuyo auge estaría aún a décadas de llegar. Estos pioneros sentarían las bases para nuevos e innovadores instrumentos musicales, tales como sintetizadores, pero también nuevos los géneros musicales y formas de expresión.

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