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Lucir bellamente armoniosa ya no es cool, la diversidad, lo es. Lo que antes se admiraba como ejemplo de belleza hoy se lo retrata de manera diferente.El feísmo es el nuevo bello.
La moda y la publicidad en este año se han preocupado por destacar: la belleza del malestar, donde las ojeras ya no se cubren ahora se resaltan, donde el cabello limpio necesita de productos para que luzca grasoso y desarreglado, donde se ha olvidado de perfilar las cejas y más bien se las prefiere abultadas.
Se ha recogido la moda de los 70, 80 y 90 donde alguna vez quisieron cambiar la idea de lo que es la belleza y glamour. Umberto Eco en ‘Historia de la belleza’ lo tenía muy claro:
La belleza puede ahora expresarse haciendo que los contrarios converjan, y la fealdad ya no es lo contrario de la belleza, sino su otra cara.
Este 2015 las pasarelas son anti correctores e iluminadores, mientras más se asemejen a un zombie mejor. La moda para esta temporada viene a contradecir todo, a darle un cambio a lo que habíamos asimilado como hermoso, imponiendo el feísmo.
Todo parece apuntar que esta tendencia del feísmo se da por una crisis económica así lo explica Vicente Gallart, periodista de moda, a la revista Mundo:
Creo que no es coincidencia que la vuelta del feísmo como tendencia haya coincidido con una coyuntura de crisis económica. Ya ocurrió en los 90, cuando surgió gracias a fotógrafos como Juergen Teller o Corinne Day y a propuestas de firmas como Prada. El aspecto desmejorado se vuelve a llevar y es una respuesta estética a los actuales problemas que tiene la sociedad occidental, una provocación hacia un sistema político y económico que no funciona.
Sea cual sea el punto, debemos saber que la belleza clásica que busca la perfección estética, no ha desaparecido, sólo que se ha ampliado a un hecho diferencial, el malestar.