Uno de los más grandes impactos de la diversidad cultural en la moda ocurrió cuando apareció la modelo Naomi Campbell en los años ’90. Ella deslumbró desde las pasarelas más sofisticadas de Nueva York dejando en claro que la moda no es cosa solo de rubias o anglosajonas.

Años atrás grandes casas de la moda de París, Milán, Londres y Nueva York fueron señaladas públicamente en una carta, por no haber convocado a ni una modelo negra o latina en sus desfiles.

«Los ojos están puestos en una industria que temporada tras temporada ve como las casas usan una o ninguna modelo de color.[…] No importa la intención, el resultado es el racismo. El hecho de no aceptar otros colores de piel va más allá de un asunto estético en lo relativo a algunas marcas. No importa si es una decisión del diseñador, el estilista o los directores del casting, la decisión de usar únicamente modelos blancas muestra una característica impropia de una sociedad moderna. No puede ser aceptada, ni confundirse con el uso de modelos asiáticas», recoge la carta de la modelo Bethann Hardison.

Prada, Céline, Calvin Klein, Lanvin, Jil Sander frente a tan vergonzosa exposición pública tuvieron que rectificar sus preferencias cromáticas y en la temporada siguiente, el número de modelos negras y latinas aumentó a cinco de 30.

Hoy en día existe más equilibrio de razas en las modelos que trabajan para diversas marcas. Cada vez más modelos de color conquistan pasarelas y campañas, la última en hacer historia ha sido la inglesa Malaika Firth, tras convertirse en la segunda modelo de color en protagonizar una campaña de Prada.

Modelos negros toman lugar en las pasarelas brindando bastante equilibrio y desmostando que la diversidad cultural en la moda aporta presencia y exotismo.

Brasil es una muestra de como la revolución cultural ha llegado a las pasarelas sin ningún problema. Para demostrar esa diversidad se ha dado prioridad a los negros y mulatos en la semana de la moda, están claros que no son 100% negros ni 100% blancos por lo que se logra una mejor armonía.